lunes, 3 de junio de 2013

¿Usted infringe o le infligen?

Sonja, de Christian Schad

Infligir e infringir son dos verbos que suelen causar confusión. Son relativamente inusuales y su pronunciación se parece demasiado para que el genio del lenguaje no nos juegue una mala pasada de vez en cuando.

La voz infligir es un cultismo adoptado por el castellano en el siglo XIX; procede del latín infligere, que tenía, entre otras acepciones, las de 'golpear, herir, causar un daño' y parece ser que llegó al castellano utilizando el camino del francés infliger donde significaba sobre todo 'imponer un castigo'; de ahí que en castellano signifique 'causar daño, imponer un castigo'.

La confusión escrita es con otro verbo culto, infringir, también adaptado en el siglo XIX desde el latín infringere 'romper, quebrantar' y bastante usual para aludir al incumplimiento de promesas, órdenes, leyes, etc.

Ambos términos se prestan a confusiones, tanto en la pronunciación como en lo escrito, al cruzarse en la mente del hablante dos verbos de sonido tan parecido. Así no es nada infrecuente que nos tropecemos con "normas *infligidas", "unas derrotas *infringidas" y "heridas *inflingidas".

Quizás un truco para no equivocarnos sea recordar que inflingir tiene la misma raíz que afligir y que produce aflicción, pues alude siempre a golpes, castigos, humillación o derrota; en cuanto a infringir se relaciona con infracción e infractor, pertenecen a su familia léxica voces como fractura y frágil y alude siempre al quebrantamiento de normas, leyes y órdenes.


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