viernes, 30 de noviembre de 2012

Las notas musicales

Danza en la ciudad, de Renoir

¿De dónde provienen las notas musicales? ¿Por qué precisamente las sílabas do, re, mi, fa, sol, la, si y no otras?

Un tal Guido d'Arezzo, monje benedictino, inventó, en el siglo XI, un sistema de tres líneas y luego de cuatro que permitía la representación gráfica de hasta nueve notas. Más tarde se añadíó una quinta línea y se convirtió en el pentagrama actual.

Este autor, también conocido como Guido Aretinus y Guido Monaco, fue además el que otorgó una sílaba a cada nota de la escala musical decidiendo que esta fuera la sílaba inicial de las primeras seis líneas de un himno sáfico a san Juan Bautista que decía así:

Ut queant laxis
Resonare fibris,
Mira gestorun
Famili tuorum,
Solve polluti
Labii reatum,
Sancte Ioannes.

Y que significa: "Para que puedan tus servidores exaltar, con voz clara, tus hechos admirables, retírales de los labios toda impureza, oh san Juan."

Hacia el siglo XVI la sílaba ut se cambió por do, debido a su mayor facilidad de pronunciación.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Las palabras son la moneda de cobre de la vida diaria

Iris, de Vincent Van Gogh

Las palabras son la materia prima de trabajo de los escritores. Con ellas crean historias, fabulan, describen y nos transportan. Ellos nos regalan una vida distinta en cada libro, un paisaje, un país, un mundo entero solo alineando palabras una detrás de otra.

Al abrir un libro nos metemos en la piel de un asesino, un artista, un hombre de leyes o un suicida. El hombre es mujer y la mujer, hombre, los dos pueden saber cómo se siente un homosexual y qué felicidad depara la vida al enamorado o cuánto dolor supone la pérdida de un hijo.

Hay frases con una capacidad evocadora maravillosa: El molino ya no está, pero el viento sigue allí, escribió Vincent Van Gogh en una carta a un amigo. ¿No es una frase melancólica y misteriosa?, ¿no es poesía pura? Curiosamente la escribió un pintor, alguien que se expresaba por medio de un pincel y no con la pluma. ¿Quizás las palabras se le quedaban cortas?

No le sucedía lo mismo a Carlos Fuentes, de quien es esta cita que me ha gustado mucho:

"Usamos palabras para amar, pedir, injuriar, exaltar, saludar. Gastamos las palabras en el roce diario del trabajo, el movimiento, el trato con amigos y extraños; el cariño con mujer e hijos, la blasfemia contra enemigos, la adulación de poderosos, la información, la noticia, la conclusión... Las palabras son la moneda de cobre de la vida diaria. Pero pueden ser el conducto que salva a las propias palabras de su condición consuetudinaria y las convierte en oro de la poesía y el pensamiento. Cuesta rebajar la música. Más aún cuesta elevar la palabra".*

* Carlos Prieto: Cinco mil años de palabras, Fondo de Cultura Económica, 2005. Prólogo de Carlos Fuentes.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Englaland, segunda parte

La habitación japonesa, de Mariano Fortuny

La segunda oportunidad que tuvo el románico en Inglaterra vino de la mano de los franceses. Guillermo II, duque de Normandía, concibió el ambicioso plan de conquistar Inglaterra y con ese propósito desembarcó en Hastings en 1066. La victoria normanda fue completa y Guillermo II de Normandía pasó a ser Guillermo I de Inglaterra y conocido como El Conquistador.

Esta conquista tuvo grandes repercusiones para la lengua en Inglaterra: la nueva corte y la nobleza solo hablaban latín y francés: "La invasión normanda fue como una bomba que destruye un dique y provoca una inundación. La corriente de palabras francesas que se introdujeron en el inglés a partir de 1066 ha seguido sin interrupción hasta nuestros días".*

Muchas palabras francesas se incorporaron al vocabulario jurídico: equity, judgement, felony, perjury, attorney, bailiff, bar, summons, proof, bail, fine, prison, arrest, accuse, pardon, trespass, arson, larceny, fraud, estate, tenant, heir, justice, etc.; al militar: army, navy, peace, enemy, arms, battle, dfense, soldier, vanquish, conquer, etc.; y otro tanto ocurrió con la terminología culinaria: dinner, supper, taste, fruit, salad, grape, biscuit, cream, toast, gravy, oyster, venison, veal, mutton, pork, beef...

Es curioso comprobar cuántos apellidos ingleses y nombres de profesiones provienen del francés. Veamos algunos ejemplos:

Butcher, de boucher, "carnicero".
Carpenter, de charpentier, "carpintero".
Mason, de maçon, "albañil", (esta denominación en castellano proviene del árabe).
Tailor, de tailleur, "sastre".
Bollinger, de boulanger, "panadero".
El patronímico Fitz, tan común en los apellidos ingleses, también es una importación del franco normando fils (hijo).

Esta segunda oportunidad que le fue concedida al romance en Inglaterra, por desgracia para nosotros, no prosperó. El inglés se caracteriza por una capacidad aparentemente ilimitada de absorber palabras del más diverso origen. Ni los gobiernos, ni las academias imponen ningún filtro a las palabras extranjeras, solo su uso determina si son adoptadas o no. Y quizás precisamente esta permeabilidad fue lo que llevó al inglés a integrar los préstamos que le llegaban sin cambiar su estructura.

En su estructura, el inglés es una lengua germánica, descendiente del anglosajón, en su léxico es una lengua riquísima en palabras de origen latino. En el Oxford English Dictionary aparecen unas 500.000 palabras de las que tres quintas partes provienen del francés, del latín y del griego, y tan solo una quinta parte del anglosajón escandinavo. Para hacernos una idea de la magnitud de las cifras, el Diccionario de la RAE tiene unas 100.000 palabras.

Así las cosas,  no debería ser tan difícil para nosotros aprender inglés, ¿verdad?


* Pei, Mario: The Story of English, Fawcet, Premier Book, Nueva York, 1965.




jueves, 22 de noviembre de 2012

Englaland

A Friendly Call, de William Merritt Chase

La isla de Bretaña formó parte durante varios siglos del Imperio romano, lo que supone que no sería temerario afirmar que hoy los ingleses tranquilamente podrían estar hablando una lengua románica.

Los romanos estuvieron en Bretaña casi 400 años, desde su conquista en el año 43 hasta el 410, fecha en la que las últimas legiones romanas dejaron la isla con el objetivo de defender Roma de los invasores germánicos.

En el año 449 entraron en Britannia pueblos anglos y sajones procedentes del Mar del Norte y del Mar Báltico, con ellos dejó de hablarse el latín y con ellos desapareció la posibilidad de que se hubiera desarrollado otra lengua romance, el "británico".

Las poblaciones celtas, que resistieron durante siglo y medio, nunca se asimilaron a los invasores; siguieron luchando hasta quedar cercados en tierras de Irlanda, Cornualles, Gales y Armórica (la Bretaña francesa). Los invasores les llamaban wealas, "extranjeros", de donde proviene el nombre inglés Welsh con el que se les conoce hoy a los galeses.

El lenguaje que se impuso, como bien sabemos, fue el de los anglosajones. En el año 601, el papa Gregorio I llamó por primera vez Rex Anglorum al rey Aethelbert de Kent. El pueblo se llamaba Anglecynn y su lengua, Englisc. Poco tiempo después, el país ya no era conocido como Britannia sino como Englaland, la tierra de los anglos, Inglaterra.

martes, 20 de noviembre de 2012

Los nombres de los meses

Pirouette, de Andrei Zadorine

En la actualidad el calendario tiene como referencia el ciclo que describe la tierra alrededor del sol, pero en época de los romanos, que es a quienes debemos los nombres de los meses, el calendario (del latín calenda) estaba basado en las fases de la luna. El año tenía solo 304 días repartidos en 10 meses y comenzaba en el mes de marzo:

Martius era el mes de Marte, el dios de la guerra.
Apriles se debe a aperire, abrir, porque es el mes en el que se abren las flores y todo el campo despierta.
Maius es el mes de la antigua diosa itálica Maia, diosa de la primavera.
Junius recibe este nombre en honor de la diosa Juno, esposa de Júpiter y diosa de la maternidad.
Quintilis es el quinto mes.
Sextilis o sexto mes.
September, séptimo mes.
October, octavo mes.
November, noveno mes.
December, décimo mes.

Fue bajo el mandato de Julio César cuando se hizo la reforma de este calendario que pasó a ser conocido como Juliano en su honor. Entonces se añadieron dos meses que se colocaron al principio del año, y que se llamaron:

Januarius en honor de Jano, el dios romano de dos caras, que protegía las entradas y miraba en dos direcciones y
Februarius, mes de las purificaciones, de februare (purificar).

Más tarde se decretó que a Quintilis se le cambiara el nombre por Julius en honor de Julio César, y Sextilis, pasó a ser Augusto en honor del primer emperador. Los nombres de los siguientes meses             -September, October, November y December- no fueron modificados, con lo que se perdió la preciosa lógica del orden numérico.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Dar apariencia de solidez al viento

David Hockney

Algunas de nuestras más novedosas ideas ya han anidado en la cabeza de otra persona con anterioridad. Hasta los diagnósticos del tiempo en que vivimos resultan los mismos que los que hicieron otros antes que nosotros ante situaciones o hechos similares pero diferentes.

"Hay que admitir que el actual caos político está relacionado con la decadencia del lenguaje y que puede mejorarse empezando por la expresión verbal. El lenguaje político esta designado para hacer que las mentiras parezcan verdades, y el asesinato una acción respetable, y dar apariencia de solidez al viento. Uno no puede cambiar todo esto de la noche a la mañana, pero al menos puede cambiar sus propios hábitos y, de vez en cuando, si uno grita lo bastante alto, arrojar el cubo de la basura al que pertenecen algunas de las frases desgastadas e inútiles".  George Orwell: Politics and the English Language, 1946.

Más que curioso resulta inquietante.


                                                                     



lunes, 12 de noviembre de 2012

Desahucio

Mujer con los ojos cerrados, de Lucian Freud

La palabra desahucio está tristemente de moda hace ya unas cuantas temporadas. En algunos países no se lleva en invierno pero en el nuestro resiste y permanece. Existen el desahucio express, la plataforma Stop Desahucios y la web www.edesahucios.com donde le tramitan un ídem rápido y económico. 

Desahuciar, según la Real Academia Española de la Lengua, tiene tres significados:

"1. Quitar a alguien toda esperanza de conseguir lo que desea. 
2. Dicho de un médico: Admitir que un enfermo no tiene posibilidad de curación.
3. Dicho de un dueño o de un arrendador: Despedir al inquilino o arrendatario mediante una acción legal."

En su etimología el término procede del siglo XIV y es un derivado del antiguo ahuciar, primitivamente afiuzar, 'dar confianza o crédito a una persona'. Este verbo, procede a su vez de fiuza 'confianza' (de donde se deriva fiduciario).

Una persona desahuciada es, por lo tanto, alguien que ha perdido la confianza (y con ella la casa), alguien a quien se le ha arrebatado toda esperanza o alguien sin posibilidad de curación. Yo, la verdad, entiendo perfectamente que quien esté en cualquiera de estas circunstancias, no tenga ganas de vivir.

viernes, 9 de noviembre de 2012

El arte de la conversación

Lovis Corinth

Basta escuchar o leer una entrevista de Fernando Savater para darse cuenta de cuánto le gusta conversar, cómo disfruta entablando discusiones, con qué alegría se lanza a las controversias más dispares y qué hábil y divertido es en las contiendas políticas. La cita que traigo hoy aquí es un poco antigua, pero me gusta mucho y creo que conserva toda su vigencia.

"Hablamos, pero no conversamos. Disputamos, pero rara vez discutimos. La conversación no consiste en formular peticiones o súplicas, ni el ladrarse órdenes o amenazas, ni siquiera en susurrar halagos o promesas de amor. El arte de la conversación es el estadio más sofisticado, más civilizado, de la comunicación por medio de la palabra. Un arte hecho de inteligencia, de humor, de buenos argumentos, de anécdotas e historias apropiadas, de atención a lo que dice el vecino, de respeto crítico, de cortesía... Es tan sofisticado y civilizado este arte que hoy probablemente sólo sigue estando al alcance de algunas tribus de Kalahari que desconocen tanto la prisa funcional como la jerga cibernáutica".

                                                                "Un arte en desuso" en el País Semanal, 16 de agosto de 1998.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

El matrimonio y el patrimonio

El matrimonio Arnolfini, de Jan van Eyck

La reciente decisión del Tribunal Constitucional ratificando la ley que permite el matrimonio homosexual ha vuelto a traer este tema a la palestra.

Un tertuliano de la cadena de televisión Cuatro para justificar su rechazo a llamar matrimonio a la unión entre homosexuales recurría hoy a la etimología de la palabra. "Matrimonio viene de madre", argumentaba, "no se puede llamar así a la unión entre dos hombres". "¿Y patrimonio?", le ha contestado un compañero de mesa, "patrimonio procede de padre".

Y me ha parecido una respuesta muy buena y muy ágil porque, en efecto, patrimonio se aplica a las posesiones tanto de los hombres como de las mujeres, evidentemente porque el concepto ha evolucionado y se ha adaptado a las necesidades de la sociedad. Y a nadie se le ha ocurrido reclamar que patrimonio no se pueda aplicar a los bienes de las mujeres, igual que lengua materna se sigue aplicando a la primera lengua que aprende un niño, independientemente de que se la enseñe su madre, su padre o sus abuelos.

Por lo tanto, ojito con la etimología porque es un argumento muy recurrente pero nos puede salir rana.

martes, 6 de noviembre de 2012

Reforma ortográfica en Francia

Camille Monet leyendo. Renoir

Todos los que hemos estudiado francés sabemos lo endemoniadamente complicadas que pueden ser su ortografía y su gramática: tres acentos distintos, letras mudas, cedilla, una escritura que poco tiene que ver con la pronunciación... pero también sabemos cuán importante es la ortografía para los que amamos el lenguaje y cómo nos resistimos a los cambios.

El caso francés es muy interesante. En 1990 el Consejo Superior de la Lengua Francesa aprobó una reforma que desató discusiones apasionadas y mantuvo a Francia dividida en dos bloques: los que estaban a favor y los que estaban en contra. Le Figaro se aferró a las antiguas normas; mientras el diario Libération, de carácter progresista, se declaraba de acuerdo con el cambio, así como Le Monde. El sindicato de correctores de imprentas y editoriales también estaba en contra, mientras que el de maestros estaba a favor. Y así toda Francia, dividida en sus intelectuales, sus periodistas, sus profesionales, sus ciudadanos...

Las nuevas reglas cambiaban la escritura de unos 4.000 vocablos de los 50.000 que una persona culta puede escribir en francés a lo largo de su vida.  La lengua de Molière perdía con esas modificaciones el guion que une ciertas palabras y, sobre todo, el acento circunflejo, el sombrerito que constituye todo un marcador genético: donde él aparece, antes hubo generalmente una letra s: fenêtre, fenestra (ventana); île, isle (isla), huître, huistre (ostra)... Además, la reforma incluía ciertas supresiones del conjunto ph y de las letras dobles ss y pp en algunas palabras. Pecata minuta que diríamos viendo los toros desde la barrera.

Resulta curioso que ante una propuesta como esta, algunas personas desde una posición izquierdista defendían la simplificación de la lengua por entenderla un avance progresista que evitaría el fracaso escolar, mientras los comunistas franceses, con el diario L'Humanité a la cabeza, manifestaron que la aparente necesidad de modernizar la ortografía constituía solo "una manera de distraer la atención de los verdaderos problemas de la enseñanza".

La Academia francesa, ante las proporciones del debate que se desató en el país, adoptó, solo unos meses después, una salomónica decisión: se mantenía en sus tesis sobre la nueva ortografía y, al mismo tiempo, instaba al Gobierno a no aplicarla imperativamente, y a someterla "a la prueba del tiempo". Y hasta hoy.


viernes, 2 de noviembre de 2012

La lengua absuelta


Elías Canetti nació en Bulgaria en 1905 en el seno de una familia judía sefardí. Su apellido proviene de Cañete, un pueblo de Cuenca que le hizo hijo adoptivo. En Rustchuk, su ciudad natal, se hablaban cuando él era niño numerosas lenguas. "En un mismo día", recuerda Canetti en el primer volumen de su autobiografía La lengua absuelta, "se podían escuchar siete u ocho idiomas diferentes", porque la ciudad era el hogar no solo de judíos españoles, sino también de búlgaros, turcos, griegos, albanos y gitanos, además de rumanos y rusos.

El español medieval de los sefardíes fue su primera lengua, aunque el futuro escritor estaba expuesto a otra lengua en su hogar. Si bien sus padres siempre hablaban con sus hijos en español sefardí, entre sí se comunicaban en alemán. Fue quizás algo natural que Elías sintiera una gran fascinación por una lengua que pertenecía solo a los mayores: "los escuchaba con la máxima atención y luego preguntaba qué quería decir esto o aquello. Yo creía que eran cosas maravillosas que solo podían expresarse en esa lengua. Después de suplicar inútilmente me iba a una habitación que apenas se utilizaba y repetía para mí las frases que les había oído a ellos, con la misma entonación, como si fueran conjuros mágicos".

Las criadas de la casa no fueron tan reticentes a la hora de compartir sus conversaciones y con ellas el pequeño Elías aprendió búlgaro. En su autobiografía afirma que no recuerda cómo ni cuándo pero que muchos de sus recuerdos infantiles los conserva en este idioma.

Cuando Elías Canetti contaba 6 años la familia se trasladó a Inglaterra buscando un futuro mejor en Manchester, pero el padre de Elías murió repentinamente y la madre se vio obligada a trasladarse de nuevo a Viena. Elías tenía entonces 8 años y su madre temía que no fuera aceptado en el colegio por no saber alemán. Se propuso entonces enseñarle en solo tres meses el idioma que antes le había negado y lo hizo con el curioso método de hacerle repetir frases en alemán hasta que las pronunciaba aceptablemente para ella, entonces le decía el significado una sola vez y Elías debía recordarlo para siempre. La madre pensaba que los libros no servían para aprender un idioma, que había que escucharlo y hablarlo y solo después se podía consultar una gramática o ver las palabras escritas. Así aprendió Elías el idioma con el que conseguiría ser Premio Nobel de Literatura en 1981: "una tardía lengua materna, inculcada a base de auténticos sufrimientos", según sus propias palabras.

Canetti, Elías: La lengua absuelta, Barcelona, Muchnik editores, 1980.