viernes, 30 de octubre de 2015

Doble lenguaje

Charlie Dimmock, de Martyn Baldwin

Cuando las personas hablamos damos rodeos, disimulamos mucho, nos andamos por las ramas, titubeamos y adoptamos variadas formas de vaguedad y segundo sentido. Todos lo hacemos y esperamos que los otros también lo hagan, pero al mismo tiempo admitimos que añoramos hablar sin rodeos, que la gente vaya al grano y diga lo que quiera.

Tal hipocresía es un universal humano. Hasta en las sociedades más francas, las personas no se limitan a expresar lo que quieren decir sino que ocultan sus intenciones con diversas formas de cortesía, evasión y eufemismo. En una reunión con el objetivo de recaudar fondos, se espera que haya un cartel que diga: "Contamos contigo para sacar adelante el comedor infantil" y no, "Pon dinero".

El doble lenguaje es algo que todos usamos y todos conocemos. Todos, excepto los niños, que antes de conocer las convenciones sociales, les dan a las palabras su valor real. Uno de mis hijos, tendría tres o cuatro años, le preguntó a una persona en el ascensor: "Y tú, ¿por qué eres negro?" y se quedó tan pancho mientras al ciudadano negro le daba la risa (por suerte) y yo no sabía dónde meterme.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Órdago

Sin título, de Máximo Luffiego

La palabra órdago se ha puesto de moda estos días a cuenta de la declaración independentista realizada por el parlamento catalán. La primera página de El Diario Vasco de hoy titula "Órdago secesionista en Cataluña" y Carme Chacón también la ha empleado en una entrevista en televisión.

El término es vasco, procede del juego del mus y significa 'envite, desafío'. De hecho, en euskera órdago, son dos palabras or dago, significa 'ahí está' y se emplea a modo de intimidación en el mencionado juego de cartas.

Con frecuencia se utiliza en la expresión "lanzar un órdago" y también existe la locución familiar  "estar de órdago" que expresa la excelencia de algo.

Entre "golpe de estado" (expresión también escuchada estos días) y órdago, decididamente me quedo con esta última.

lunes, 26 de octubre de 2015

El viaje de la mochila

Matthew Ivan Cherry, de Frances Borden

¿Saben ustedes que la palabra 'mochila' procede del vasco? Seguramente no, porque si tenemos en cuenta que el euskera es un idioma preindoeuropeo, lo normal es pensar que no habrá mucho léxico en común. Pues bien, a pesar de ser cierta esa premisa, también lo es que hay una buena cantidad de términos en castellano que proceden del euskera.

Mochila viene de mochil que era como se conocía a los muchachos que ayudaban en los caseríos. Mochil se deriva del vasco mutil o motil 'muchacho', que a su vez procede del latín mutilus 'mutilado', vulgarmente 'rapado' por la costumbre de rapar a los chicos jóvenes.

Curioso el viaje de la palabra ¿verdad? Del latín al euskera y del euskera al castellano cambiando de significado por el camino.

jueves, 22 de octubre de 2015

El auge del francés

Portrait of Sheila McManus, de Richard Edward Miller

Como bien dice el nombre de este blog, San Sebastián está al Sur de la frontera. Al Sur de la frontera con Francia, nuestros vecinos, nuestra salida a Europa, nuestros visitantes más asiduos. Nosotros vamos a Bayona a Ikea, ellos vienen a Donosti a Zara, antes íbamos a Hendaya a comprar yogures y queso, ellos vienen a por gasolina y tabaco, que están más baratos.

A veces nos llevamos bien y a veces mal, como buenos vecinos; nosotros les llamamos gabachos y ellos nos miran por encima del hombro (nunca cuando coincidimos en un bar de pintxos, donde nos miran con arrobo).

Si hace una década el euskera era el idioma más solicitado, ahora que el sistema educativo ofrece la posibilidad de estudiar en euskera y aprender inglés, en los últimos tres años se han triplicado las solicitudes de plazas para aprender francés en las escuelas de idiomas del País Vasco.

Donosti siempre ha tenido fama de ser una ciudad afrancesada, ¿cómo no estando a veinte kilómetros de la frontera? Y, por otra parte, ¿qué tiene de malo querer parecerse a los que han ido por delante en cuanto a cultura y progreso se refiere?

Una servidora ha decidido no ser menos y apuntarse a actualizar el francés que aprendió de pequeña.
À bientôt.

lunes, 19 de octubre de 2015

Melindre

Sin título, de Stuart Pearson Wright

"Melindre. Úsase comúnmente en plural. Carantoñas, arrumacos, caricias. Zalamerías.

Dice Santa Teresa que hay que hablar "con simplicidad y llaneza y religión, que lleve más estilo de ermitaños y gente retirada", y no "ir tomando vocablos de novedades y melindres, creo que los llaman, que se usan en el mundo". Ésta es la primera vez que aparece esta palabra en un escrito castellano y parece que tiene ya todo el sentido que le damos en la actualidad. Sin embargo, durante mucho tiempo un melindre no era más que un dulce, una "fruta de sartén" (golosina frita) hecha con harina y miel, "muy delicada y gustosa". También se llamaba melindre a otro tipo de pasta, con huevo, harina y azúcar, del que se hacían bocaditos con diferentes formas. Las explicaciones de los especialistas son bastante especiosas, sobre todo porque no se tiene en cuenta que hubo ciertos pastelillos hechos con miel, y se da por seguro que los melindres no tenían miel. Esta diferencia es muy importante porque mel (miel) podría ser decisivo aquí. Se me asegura que *mel inter panem (miel con pan) es el verdadero origen de melindre y se arguye el dicho MIEL SOBRE HOJUELAS (por algo mejor tras algo muy bueno) para explicar el significado, tanto de melindre-delicadeza como melindre-golosina. Aunque esa forma habría resultado >mel ínter>mielintre>mielindre, y esta forma no aparece en parte ninguna. Otras sugerencias son la derivación de Melite (>mel, la tierra de la miel, la tierra de las delicias), que era uno de los nombres del País de la Cucaña o de la Tierra de Jauja donde todo eran delicias. Finalmente, otro nombre propio geográfico: Melita (Malta), de la que se decía en la Antigüedad que era país de maravillas".

José Calles Vales: Origen de las palabras estrafalarias

jueves, 15 de octubre de 2015

Svetlana Alexiévich

Sin título, de Máximo Luffiego

La concesión del Premio Nobel de Literatura a la escritora Svetlana Alexiévich me alegra especialmente porque tengo una estrecha relación con un niño (ya un joven) de Chernóbil, del que ya he hablado (¿verdad, Iván?) en alguna ocasión anterior.

En España hasta el momento, Svetlana Alexiévich sólo tiene un libro publicado, "Voces de Chernóbil", en el que habla de la terrible catástrofe de la central nuclear y de sus consecuencias. Probablemente a ustedes les parezca que esto pasó hace mucho, mucho tiempo y es cierto, son ya 29 años, pero las consecuencias siguen ahí. No sólo vive gente donde no debería, sino que niños, como Ivan, que nacieron diez años después de la explosión sufren diversas enfermedades debido a la radiación.

Svetlana Alexiévich, de origen bielorruso y residente en Minsk, escribe en ruso y se lamenta de la situación del bielorruso, idioma que sólo el 29,4% de la población del país puede escribir, hablar y leer correctamente: "Antes parecía que resolviendo el problema de la lengua se resolverían todos los demás, y mientras nosotros discutíamos sobre la lengua llegó al poder Lukashenko. Siempre opiné que primero era la democracia y luego la construcción del Estado nacional, pues de lo contrario, otros llegarían al poder y así sucedió".

Sí, coincido con ella, primero la democracia y después todo lo demás, pero parece que solo aprendemos equivocándonos. Quizás este Premio Nobel despierte algunas conciencias en su país respecto a la lengua y en el resto del mundo en lo que concierne a Chernóbil.

martes, 13 de octubre de 2015

Más allá del imperativo

Saliendo del agua, de Marta Astrain

La historia de la cortesía en el lenguaje es la historia del habla indirecta, cuando queremos pedir algo, dado que el imperativo resulta en una orden pura y dura, nos ponemos a dar vueltas para encontrar una forma de expresar lo que queremos decir (y pedir) que sea amable, no resulte brusca e invite a nuestro interlocutor a decirnos que sí.

Así por ejemplo, a veces utilizamos el condicional "¿me prestarías el apartamento de Benidorm?"; otras evocamos la duda, "¿podrías... esto... dejarme el coche?"; reconocemos de antemano que estamos incordiando, "ya sé que no es buen momento, pero es que necesito 100 €"; o nos disculpamos por adelantado, "siento molestarte pero tengo que hablar contigo"; también es un buen recurso reconocer la importancia de lo que se va a pedir "te lo agradeceré toda la vida… ".

Todas ellas son fórmulas de cortesía que dependen de lo que se quiera pedir, de la relación que nos una con la persona, de su estatus y también de la educación del que habla.

Aunque también he conocido personas con mucho arte que en lugar de pedir parece que dan: "Verás, he pensado que te iría bien pasar un tiempo con un niño, te veo aburrida, he pensado dejarte a David una semana, verás cómo no tienes tiempo de aburrirte. No te preocupes, no hace falta que me lo agradezcas, somos amigas". Y así me vi, sin comerlo ni beberlo, con un niño a mi cargo cuando todavía no sabía lo que era un niño. Lo cierto es que no me aburrí, eso es verdad.

jueves, 8 de octubre de 2015

Equinoccios y solsticios

Vallée du Lot, de Christopher Prewett

Estoy haciendo un curso de Astronomía en el Museo de la Ciencia de San Sebastián y así como la cabra tira al monte, una ve lenguaje y palabras por todas partes, entre las estrellas y la materia oscura, entre las supernovas y los años luz... yo me quedo enganchada en la procedencia de las palabras equinoccio y solsticio.

Equinoccio viene del latín aequinoctium (aequus nocte) que significa 'noche igual' y marca los momentos del año en que el Sol está situado en el plano del ecuador terrestre. Ocurre dos veces por año, el 20 o 21 de marzo y el 22 o 23 de septiembre, y en esos momentos el día tiene una duración igual a la de la noche en todos los lugares de la tierra.

Solsticio procede del latín solstitium (sol estare) y quiere decir 'Sol quieto'.  Se refiere a los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura en el cielo y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente. Como los equinoccios, hay dos solsticios al año, uno el 20 o 21 de junio y el otro el 21 o 22 de diciembre.

martes, 6 de octubre de 2015

Alharaca

Young Man, de Philip Harris

"Alharaca. Melindres, halagos, gestos y jerigonzas que se hacen para convencer a uno, o para complacerlo, o para simular alguna cosa.

Los árabes decían háraka para significar movimiento, agitación y emoción; los moros peninsulares modificaron un tanto esta voz, diciendo haráka (al haraka). Es palabra bien conservada en Egipto y en otros lugares del norte de África, aunque háraka en Marruecos designa también un juego de caballería en el que los jinetes muestran su pericia. Antiguamente se tenían por alharacas las voces destempladas que una o varias personas hacían para mostrar su indignación, su queja, su alegría o su ira, pero como son voces excesivas o poco ajustadas, acabó por comprenderse que las alharacas no son sino falsedades y gestos teatrales con los que se pretende demostrar lo que no se siente."

José Calles Vales: Origen de las palabras estrafalarias

viernes, 2 de octubre de 2015

Mentira podrida

Portrait of Viv Richards, de Brendan Kelly

Hay campos semánticos que dan para mucho. Y uno de estos es el de la mentira.

Se puede ser mentiroso y embustero. Se puede decir una falsedad o falsificar algo. Están también la patraña y la trola (esta parece ser de origen francés). Le pueden decir a uno una bola y se puede crear un bulo (del caló bul, 'porquería'). La calumnia es como una mentira grande y la falacia un término que se emplea especialmente en la jerga política.

Para aquel que miente suplantando una identidad tenemos impostor, para una noticia falsa está infundio y para aquel al que se le pilla en plena mentira, decimos que se le ha cogido en un renuncio.

Una forma suavizada de mentiroso es cuentista, y también chismoso. Contar chismes no es exactamente contar mentiras, pero los chismes pueden ser mentiras, como bien expresa su definición académica: "noticia verdadera o falsa..." de aquí, chismorrear.

Según Otto von Bismarck "Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería". Ahí lo dejo.