miércoles, 12 de junio de 2013

Muchas palabras le debe uno a su madre

Las manos de mi madre, de Eduardo Naranjo

"Muchas palabras le debe uno a su madre, llegadas en la lengua materna, pero ninguna acaso como esta "nidia". Hablaba de la nieve que había caído en León y lo peligroso que estaba el caminar por la calle, hasta llegar a lugar seco. Recordé en ese momento habérsela oído otras veces, en mi niñez, pero había olvidado su significado. Supuse que no pasaría de ser una palabra deformada, acaso inexistente o de circulación restringida al ámbito familiar o comarcal. Después de hablar con ella fui al diccionario como quien lleva en la mano un décimo de lotería. Y la alegría no fue menor que si le hubiera tocado a uno el gordo, pues ninguna otra podría haber sido más exacta, aun pudiendo significar dos cosas casi contrarias, ya que ahora no sé si la refería al tramo en que la nieve hacía peligroso el caminar o a la parte seca en la que el peligro desaparecía. En todo caso es para mí tan nueva como un manto de nieve recién extendido sobre la tierra."

Trapiello, Andrés: Miseria y compañía, Valencia, 2013

2 comentarios:

  1. La primera vez que me llevaron del pueblo a la ciudad, siendo un niño, el autobús se introdujo en una especie de cueva oscura, larga, que tenía salida unas decenas de metros más adelante. Sorprendido, le pregunté a mi madre qué era eso. "Un túnel", me contestó. Se me olvidó casi de inmediato porque era la primera vez que escuchaba túnel, y cada pocos minutos le volvía a preguntar cómo era esa palabra tan rara, y ella me lo volvía a decir con la paciencia y con todo el agrado de una madre cuando muestra algo nuevo a su hijo. Tantos años después, cuando cruzo algún túnel, todavía se me aparece aquel momento en que incorporé aquella palabra tan extraña a mi diccionario.

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