martes, 28 de octubre de 2014

Freído y frito

Mary Keen, de Catherine Goodman

¿Está bien dicho freído? Pues sí, tanto freído como frito pueden usarse como participios del verbo freír. Podríamos, por ejemplo, decir "he freído (o he frito), unos huevos para mi hermana", aunque a la hora de utilizar el adjetivo solo es correcto "frito", "me gustan los huevos fritos" y no "me gustan los huevos freídos".

Otro tanto pasa con el participio de "imprimir", que se puede decir impreso (forma irregular) o imprimido (forma regular) y con el participio de "bendecir", bendito y bendecido. En este caso bendecido es la única forma que se puede usar en los tiempos compuestos "el obispo ha bendecido la iglesia nueva" y bendito solo se usa como adjetivo y como sustantivo "este crío es un bendito".

Porque, a veces, a fuerza de oírlos, hasta los que tenemos el castellano como lengua materna dudamos.

Presunto y supuesto

Asleep in the Garden, de Katherine Doyle

De un tiempo a esta parte nuestros conocimientos de economía y derecho se han visto notablemente incrementados gracias a la crisis y, desde luego, a los medios de comunicación. Pero ¿usan los periodistas bien los términos? Pues a veces sí y a veces no.

Un ejemplo es el uso de presunto y supuesto, a menudo utilizados como sinónimos, cosa que desde luego, no son. Veamos en qué consiste la diferencia: cuando alguien es encontrado "supuesto autor de un delito de apropiación indebida", eso significa en lenguaje judicial que existen indicios de criminalidad, pero que todavía no se ha abierto ningún proceso judicial.

En cambio, cuando una persona ha sido detenida como "presunta autora del asalto a un banco" esto supone que se le considera posible autor del delito después de habérsele abierto diligencias procesales, pero antes de que haya sentencia.

Lo que nos debe quedar muy claro es que ninguno de los dos términos, ni presunto ni supuesto, indica culpabilidad probada, así que, seamos rigurosos, uno es inocente mientras no se demuestre lo contrario, aunque sea tachado de presunto o supuesto.


miércoles, 22 de octubre de 2014

No hay tutía

Autorretrato, de Kharchenko Viktoria Vladimirovna

Confieso que toda la vida he pensado que la expresión del título se refería a "tu tía" y que desconocía por completo de dónde venía esa expresión, por otra parte, tan utilizada. Comparto con ustedes su origen y significado:

"El tutía de la expresión no hay tutía, que se utiliza en situaciones que no se pueden evitar o que no tienen solución, procede del árabe tutiya, que significa 'sulfato de cobre'. En las chimeneas de los hornos donde se fundía el cobre, se acumulaba una costra grisácea formada por el óxido del cinc que se utilizaba como remedio para aliviar las enfermedades de los ojos. En tiempos de Cervantes se utilizaba este término con el significado de 'remedio' o 'medicina'. No haber tutía es, pues, 'no haber remedio, carecerse de solución para un problema'.

Bonito, ¿verdad?, pues se lo debemos a la Fundación del Español Urgente en su Compendio Ilustrado y Azaroso de Todo lo que Siempre Quiso Saber sobre la Lengua Castellana.

lunes, 20 de octubre de 2014

Cuántos nombres tiene el pene en Cuba

La Bella Isa, de Elena Arcangeli

"El órgano sexual masculino en Cuba:

Animal, barquillo, bate, bejuco, bicho, bláncamo, cabia, cabilla, cable, camarón, caoba, chorra, cuero, espolón, fenómeno, fruta, guindola, jan, leña, lezna, machete, mafián, malanga, mandarria, manguera, material, morronga, mendol, muñeca, niño, ñame, pico, pinga, piña, pisajo, pulla, remo, timón, tolete, treinta, trole, trozo, tubería, vianda, viga y yuca." *

¿De verdad? ¿Muñeca, niño, vianda? ¿Hay alguien en Cuba que se los sabe todos? ¿Algún cubano entre el público?



* Información tomada de Compendio Ilustrado y Azaroso de Todo lo que Siempre Quiso Saber sobre la Lengua Castellana, editado por la Fundación del Español Urgente.


viernes, 17 de octubre de 2014

Galveston y las metáforas

Jenufa, de Paula Rego

Nic Pizzolato es un escritor americano conocido por ser el guionista de la espléndida serie de televisión True Detective. Acabo de leer Galveston, una novela negra que se lee conteniendo la respiración, a ratos ahuyentando las imágenes de violencia que describe, la mayor parte viviendo las peripecias de unos personajes duros y generosos, extraños y universales, redimidos por el amor como cualquier hijo de vecino. El protagonista es un matón que emplea el tiempo libre en leer libros, libros que apila contra la pared como si fueran ladrillos, una costumbre que le viene de su estancia en la cárcel, donde no había estanterías.

Pero lo que quería transmitirles es un ejemplo de las metáforas tan hermosas con las que Nic Pizzolato deleita a los lectores. Nuestro matón profesional se siente enfermo y va al médico con el fatal resultado de serle diagnosticado un cáncer: "un médico me fotografió los pulmones. Estaban repletos de copos de nieve" pero "uno no deja de ser quien es solo porque le aparezca en los pulmones un torbellino de motas de jabón en polvo". No entra en sus planes dejar de fumar, total para qué a esas alturas "...y el humo me hizo pensar en los hilos de algodón que se entretejían en mis pulmones".

A mí se me ocurre que unos pulmones con cáncer deben estar negros, agarrotados de nicotina, y quizás por eso, me han sorprendido y gustado tanto esas metáforas en las que los pulmones están inundados de algodón, jabón en polvo o copos de nieve.

Anímense a leer Galveston, no se arrepentirán.

miércoles, 15 de octubre de 2014

La casta y las élites extractivas

The Embrace, de Egon Schiele

La casta es un término acuñado por Podemos que alude a la clase política en general. Tengo que decir que no me gusta porque es un término despectivo que separa definitivamente a los políticos de sus representados. A mí la palabra me suena a 'señorito', a 'cortijo' y a las castas de la India, un sistema de estratificación social que clasifica a las personas desde el momento de su nacimiento.

Hay otra expresión importada de Estados Unidos, cuyo referente es prácticamente el mismo, pero que suena mucho mejor, me refiero a élites extractivas. Es un término académico que expresa también esa idea de grupo minoritario (la élite) que copa el poder y disfruta de una situación privilegiada, pero suena de otra manera, más sofisticado y menos transparente.

La cuestión es, que bien se hable de casta o de élites extractivas, la distancia que hoy separa al colectivo de políticos de los ciudadanos es enorme y es una pena, porque la política es el arte de entendernos, de organizar la vida pública de una comunidad, y sin política no podemos vivir en sociedad. Así de importante es la cosa.

viernes, 10 de octubre de 2014

Una novia

Elle et moi avec l'espace intermédiaire, de Myrtille Henrion Picco

Nunca habíamos visto en el barrio una limusina blanca tamaño mafia, de hecho nunca habíamos visto una limusina en este barrio nuevo. Los niños la miraban extrañados y los vecinos nos íbamos parando intentando adivinar el acontecimiento. A su alrededor había una docena de gitanos, trajeados ellos, con vestidos brillantes y largos ellas, todos repeinados y muy dignos. Salió la novia y apenas se la veía, menuda y escondida entre una nube de tul blanco, un compadre grababa el momento para luego verlo una y otra vez en esa televisión enorme que no apagan nunca. La novia se metió en el coche mientras las mujeres empujaban tanto vestido.

En el suelo quedaba una cesta de mimbre con un asa redonda profusamente engalanada. Dentro, unos trapos blancos bordados y llenos de puntillas dispuestos para recoger la prueba de la virginidad de la novia. Ay, las tradiciones, algunas no se acaban nunca.

jueves, 9 de octubre de 2014

Protocolo

Reclining nude, de George Hendrik Breitner


Palabra de la semana:


A cuenta del contagio por ébola ocurrido en España, es una palabra que estos días está en todos los medios de comunicación. Si prueban ustedes a hacer la búsqueda en Google, solo el apartado "noticias" da la escalofriante cifra de 93.700 resultados. Es curioso que el significado de la palabra que está en boca de todos sea su cuarta y última acepción.

martes, 7 de octubre de 2014

Palabras que se quieren

Tea Party, de George Luks

Mina, una mujer fría y calculadora, contempló el amasijo de hierros en que se habían convertido los coches, un espectáculo dantesco que ardía mientras una lluvia fina y persistente lo regaba todo. Un error garrafal, pensó, otro más.

¿Les suena? Las palabras que están en cursiva son palabras que muy a menudo van juntas y que nos ofrecen la comodidad de no tener que buscar adjetivos. ¿Cuántas veces no habremos oído en los informativos eso de un espectáculo dantesco? La expresión lo mismo sirve para describir el paisaje que deja un coche bomba, como la erupción de un volcán o un choque en cadena en la autopista. ¿Y en cuanto al error garrafal? No parece sino que todos los errores, por definición, fueran garrafales.

Es un uso cómodo, no lo niego, pero con su abuso estas expresiones corren el riesgo de perder por completo su significado, si es que no lo han hecho ya.

viernes, 3 de octubre de 2014

La importancia de llamarse Ernesto

Self-portrait, de Marjorie Brooks

Creo firmemente que el nombre que se le pone a las cosas es muy importante, casi fundamental. Me refiero en este momento, no al nombre que nos ponen a cada uno, aunque para el Ernesto de Oscar Wilde era vital, sino al nombre con el que denominamos un movimiento social.

Viene esto a cuento de "La revolución de los paraguas", que me parece un nombre precioso, y que se refiere a los paraguas con los que los manifestantes de Hong Kong empezaron a defenderse de los gases que lanzaba la policía. El nombre me recuerda a aquel magnífico también "La revolución de los claveles" que une (como en el caso de los paraguas, también) dos significados tan dispares en una sola frase: "revolución", un término con tintes de disturbios, de lucha, de incertidumbre y "claveles" o "paraguas" que se refiere a dos objetos cotidianos totalmente inofensivos.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Cuentas con mucho color

Melancholy, de Avigdor Arikha

En un banco (de finanzas, no de los de sentarse) cuyo nombre me alegra no recordar, vi un cartel con este eslogan: "Cuentas con mucho color" y me encantó, porque no es que sea una de esas frases publicitarias con doble sentido, es que así a bote pronto, le encontré cuatro significados distintos. Podría referirse a que cuentas las cosas con mucho color, o a las cuentas de un collar, o a contar (tener) con mucho color o, incluso, a una cuenta bancaria, que, sí, es a lo que se refería el eslogan.

Teniendo en cuenta la mala imagen que de un tiempo a esta parte se han ganado las entidades financieras, me sabe mal, pero he de reconocer que me encantó que el cartelito de marras me tuviera un buen rato buscando significados diferentes. Chapeau para los responsables de marketing del banco sin nombre.

¿Encuentran algún otro significado?