viernes, 29 de marzo de 2013

Paseaba yo al atardecer por la orilla del agua...

Wheat field with cypresses, de Vincent Van Gogh

Me resulta curiosa la queja que expresa Francisco Umbral en la cita que pueden leer a continuación. Según él presenciar un atardecer ya no es lo mismo desde que los poetas, vates, escritores y cuentistas varios se dedicaron a describir los crepúsculos a diestro y siniestro.

"Paseaba yo al atardecer por la orilla del agua, frente a esas puestas de sol marinas que la literatura y el arte han estropeado para siempre, porque todo el mundo ha conocido estos espectáculos naturales a través de un cuadro o de un poema, antes que en la naturaleza, y así, el poniente nos remite siempre a un poniente literario. El mar y el atardecer son ya una cosa libresca y da una especie de vergüenza interior amarlos. La cultura, segunda naturaleza, pasa así a ser la primera. Se han escrito libros y poemas para evocarnos el mar, y ahora, a la vista del mar, lo único que evocamos es un libro".*

Coincido con él en que las experiencias se disfrutan más cuando son exclusivas, cuando no nos estorba la multitud, pero de ahí a no poder gozar de una puesta de sol porque otros la han descrito antes... me parece un pelín exagerado.

De cualquier forma, ahora podemos ir a apostarnos junto al acantilado y pensar, soy diferente a Umbral, soy el único al que le importa un pimiento que esto lo hayan contado decenas de plumas. Si Umbral fue al plató de televisión a hablar de su libro, yo he venido aquí a ver el atardecer y a recordar a Serrat y su Mediterráneo:

                                            A tus atardeceres rojos, 
                                            se acostumbraron mis ojos, 
                                            como el recodo al camino.


* Umbral, Francisco : Las europeas, Plaza y Janés, Barcelona, 1974

miércoles, 27 de marzo de 2013

Dígalo cantando

Adam's Studio, de Andrew Lenaghan

Si el mundo de las lenguas es vasto y complejo, así es también el área de nuestro cerebro que alberga el lenguaje. Un ictus puede provocar que una persona pierda la capacidad de expresarse por completo o puede ser que conserve la facultad de escribir pero no de hablar, o que pueda articular palabras pero sin saber exactamente el significado de lo que dice. También se conocen casos en los que se pierde el conocimiento de una segunda lengua pero no el lenguaje materno.

Recientemente, El País Semanal publicaba un reportaje sobre Edwyn Collins, cantante del grupo Orange Juice. Edwyn sufrió hace ocho años dos ataques cerebrales que afectaron seriamente y entre otras cosas, a su capacidad lingüística. Su trastorno recibe el nombre de disfasia, que es la pérdida parcial del habla. Después de los ataques Edwyn Collins ha aprendido de nuevo a hablar y a escribir, aunque con serias dificultades para expresar adecuadamente lo que quiere decir, le cuesta encontrar las palabras pero sin embargo, no tiene ninguna dificultad para cantar. Es curioso, porque es lo que sucede con las personas tartamudas, que cantando su pronunciación es fluida.

El japonés tiene un sistema de lectura silábico (kana) y otro ideográfico (kanji) y sucede que si un hablante japonés sufre una lesión cerebral en el área del lenguaje, puede ser que no pierda por completo su conocimiento de la lengua sino que olvide sólo uno de los dos sistemas, lo que significa que puede seguir leyendo y escribiendo en el otro. Los japoneses siempre han sido un pueblo muy adelantado.

domingo, 24 de marzo de 2013

"Spanjol soker jobb", español busca trabajo

Seated woman, de Willem de Kooning

Las personas generalmente no nos preguntamos por qué hay que aprender una lengua, eso se lo dejamos a los gobiernos, las personas humanas nos planteamos para qué, qué ofrece y qué beneficio obtendremos hablando un nuevo idioma. Por eso, cuando desde instancias gubernamentales se pretende promover una lengua, procuran que sea necesaria y toman medidas en esa dirección, por ejemplo, promoviendo leyes que hagan obligatorio su conocimiento para poder trabajar en la Administración.

¿Por qué ahora se forman largas colas ante los centros que enseñan alemán? ¿Nos ha entrado un repentino furor por aprender la lengua de Goethe? No, simple y llanamente queremos aprender alemán porque pensamos que esto nos abrirá el mercado de trabajo en Alemania.

¿Cuándo habríamos pensado que algunos de los jubilados holandeses o noruegos que disfrutan del sol en el sur de España podrían ejercer de profesores y enseñar su lengua a los más jóvenes de sus vecinos? Nunca se nos hubiera ocurrido, ¿pasar el tiempo libre aprendiendo noruego? quita, quita, con lo bien que se está en la playa. Pero ahora se da esta curiosa circunstancia por el más antiguo de los motivos: por necesidad. Porque en los países del norte de Europa hay el trabajo que falta en España y los jóvenes se ven obligados a emigrar. Y sin conocer la lengua uno ni puede trabajar ni se integra.



miércoles, 20 de marzo de 2013

En el armario de las armas no cabía una armadura

El espacio inexistente, de Jesús M. Lazcano

Que armario era antes el lugar donde se guardaban las armas, parece bastante claro ¿verdad? pues ya ven ustedes, a mi no se me había ocurrido hasta que buscando otra cosa me he encontrado con su etimología, es lo mejor que tiene este blog, las sorpresas que me depara.

El lenguaje es innovador pero es también al mismo tiempo muy conservador y procura utilizar lo que tiene, si el mueble que guardaba las armas ahora pasa a guardar ropa, ¿por qué cambiarle de nombre?

Teclado es otra palabra reciclada, no es ya que el teclado del ordenador herede su nombre del de la máquina de escribir, es que ya ésta lo había recibido de las teclas del piano, del órgano o del clavicordio. Esto que nos está enseñando la persistente crisis de que debemos reutilizar lo que tenemos y no tirar las cosas al primer roce, es lo que venimos haciendo con el lenguaje desde hace tiempo. Si ya tenemos una palabra ¿para qué inventarnos otra?

Y así encendemos la televisión aunque no prendamos fuego alguno, y después la apagamos aunque siga sin haber una llama que apagar. Descolgamos el teléfono y lo colgamos, a pesar de que el aparato ya no está colgado de ningún sitio, sino en nuestro bolsillo y bajamos contenidos de Internet que no están arriba, o... ¿quizás sí? ¿en la famosa nube?

domingo, 17 de marzo de 2013

La cuestión es saber quién tiene el poder

Margarita, de Velázquez

La semántica es una de las áreas más complejas de la Lingüística. La semántica estudia el significado de las palabras, ése que todos tenemos claro pero sobre el que a veces discutimos antes de poder empezar a discutir: "pero a ver, ¿qué entiendes tu por belleza?" o "¿qué es el alma para ti?

Pero no sólo las palabras que encierran significados abstractos son complejas de definir porque ¿qué es una silla? Un mueble para sentarse con cuatro patas y respaldo, cierto. ¿Y si solo tiene tres patas? también es una silla, ¿verdad? ¿Y si tiene apoyabrazos?, ¿y si tiene ruedas? Pero no necesariamente tiene que tener ruedas o apoyabrazos para ser una silla. Y así podríamos analizar y discutir la definición de muchas palabras.

Las palabras se reúnen en campos semánticos atendiendo a su significado. Por ejemplo, el campo semántico de los sentimientos, el del parentesco familiar, el de las plantas. ¿No les ha pasado a veces que no saben qué significa concretamente una palabra pero saben el campo semántico al que pertenece? No sé exactamente cómo es una tuba pero sé que es un instrumento de música.

Aquí les dejó esta cita de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll. Es espléndida.

"- No sé lo que quiere decir con gloria, -dijo Alicia.
Humpty Dumpty sonrió despectivamente.
- Por supuesto que no puedes saberlo en tanto yo no te lo haya dicho. Yo quería decir: ¡He ahí un argumento contundente!
- Pero -objetó Alicia- gloria no significa argumento contundente.
- Yo, cuando utilizo una palabra -dijo Humpty Dumpty con un tono de voz bastante desdeñoso-, significa exactamente lo que he decidido que debe significar, ni más ni menos.
- La cuestión es saber -dijo Alicia- si usted tiene el derecho de dar tantos significados diferentes a las palabras.
- La cuestión es saber quién tiene el poder -dijo Humpty Dumpty-: he ahí todo."



jueves, 14 de marzo de 2013

¿Por qué conservar una letra que no se pronuncia?

K, de Craig Wylie

El infortunio de la hache comenzó en el siglo XVII cuando los habitantes de Burgos dejaron de pronunciar la h de hierro. En Toledo todavía se respetaba la huella genética de esta letra con una cierta aspiración de sonido que aún hoy se mantiene en algunas palabras del habla andaluza o mexicana, como por ejemplo en "estoy harto", (jarto) o "cante hondo", (jondo).

En 1739 se publicaron los seis volúmenes del primer diccionario académico español, llamado Diccionario de Autoridades y esto supuso la desaparición de las haches de philosophia, orthografía o patriarcha. Las palabras de este primer diccionario oficial quisieron ser herederas del latín, todavía un idioma de prestigio y de cultura pese a haberse celebrado ya sus honras fúnebres, y por eso las voces de aquel léxico conservaron letras que no se pronunciaban, como las haches iniciales y algunas intercaladas.

"Nuestra ortografía, como todas, resulta del enfrentamiento de tendencias difícilmente conciliables, y se ha fijado sin fidelidad absoluta ni a la fonética ni al latín", decía el gran Fernando Lázaro Carreter intentando explicar el aparente anarquismo de nuestra ortografía.

¿Por qué conservar una letra que no se pronuncia? Porque en las letras de una palabra a menudo sobreviven los genes de una idea. Gracias a ellas nuestra intuición de hablantes puede relacionar vocablos y conceptos entre sí, y precisamente observar cómo ha evolucionado nuestra lengua en su camino a través de los siglos.

¿Cómo saber si no que aferrar viene de hierro? Se acuñó aferrar (a+ferro) porque significaba "sujetar con hierros o anclas en el abordaje", es decir, con fuerza, de donde aferrar significa "agarrar o asir fuertemente".


lunes, 11 de marzo de 2013

Encerrados en el cónclave

Head VI, de Francis Bacon

La etimología de la palabra cónclave es de las que crean afición. Cónclave procede del latín cum clavis, es decir, con llave. Ahora es suficiente con que los cardenales estén aislados del mundo exterior, pero la costumbre de encerrarles para elegir un nuevo papa, viene del siglo XIII cuando se producían situaciones en las que el tiempo de las deliberaciones se prolongaba en exceso.

En una ocasión los cardenales llevaban reunidos dos años, nueve meses y dos días cuando san Buenaventura, prepósito general de la Orden de Menores -pongamos el director general de la empresa-, amonestó a los 18 cardenales reunidos en la ciudad de Viterbo y ordenó que, además de permanecer encerrados con llave, fueran alimentados únicamente con pan y agua hasta que no eligieran papa, cosa que entonces hicieron sorprendentemente rápido.

Clavis es la palabra latina de la que procede llave y también clave, este último fue el término considerado culto. Quién iba a pensar que de clavis, clave, llegáramos a PIN.

viernes, 8 de marzo de 2013

Hay en el hombre algo superior a la lengua

Ian McKellen, de Clive Smith

Hay una corriente social y política que considera la lengua como uno de los elementos naturales donde se funda la teología de la nación. El nacionalismo lingüístico estima que la base de la unión de una determinada comunidad es la lengua común que habla. Este discurso político aúna lengua y pueblo, o si se prefiere, lengua y nación, argumentando que la comunidad que habla una determinada lengua merece constituirse en nación.

Frente a la realidad artificial que sería el Estado, las naciones aparecen como "agrupaciones casi naturales" caracterizadas por su unanimidad lingüística, lo que contribuye a consolidar los vínculos solidarios del territorio. El ideal de esta teoría política (que no lingüística) sería una comunidad homogénea, cuyo territorio político coincidiera con el lingüístico, que estuviera libre de contagios exteriores y entre cuyos valores nacionales la lengua fuera un valor fundamental, una riqueza excepcional e incomparable.

Las lenguas, permeables a veces, refractarias otras, suelen tener su propio término para diferenciar a los propios de los extraños. En euskera la palabra euskaldun significa literalmente el que habla euskera, de donde se deduce que el que no lo hable no puede ser considerado, en rigor, vasco aunque legal y jurídicamente sea ciudadano vasco. Otro ejemplo nos lo proporcionan los griegos, ellos llamaban bárbaros a todos los extranjeros, pero la palabra sólo significaba tartamudo y hacía referencia a la incapacidad de los extraños para expresarse en griego.

La realidad, siempre cruel e insensible, nos dice que hay muchos estados que comparten lengua, 73 países hablan inglés, y otros en los que en un solo territorio se hablan varios idiomas. Pero escuchemos a Renan en una conferencia pronunciada en 1882:

"La lengua invita a la unión, pero no fuerza a ella. Estados Unidos e Inglaterra, la América española y España, hablan la misma lengua y no forman una sola nación. Por el contrario, Suiza, tan bien construida, puesto que ha sido hecha por el asentimiento de sus diferentes partes, cuenta con tres o cuatro lenguas. Hay en el hombre algo superior a la lengua: es la voluntad."

                                                                              Ernest Renan: ¿Qué es una nación?, Alianza, 1987



martes, 5 de marzo de 2013

Ponga un testaferro en su vida

People in the sun, de Edward Hopper

A mi me gustaría tener un testaferro. Alguien con una cabeza de hierro que se comiera mis marrones. Alguien que fuera como un escudo que parara los golpes inesperados.

No me podía imaginar que tener un testaferro fuera mejor que tener un chalet en la sierra o una villa en las Seychelles, pero resulta que sí porque con un testaferro puedes tener todo eso y además pasar inadvertido. Puedes tener una cuenta en Suiza o dos y otra en Caja Madrid tan ricamente y a nadie tiene por qué ocurrírsele preguntarte de dónde sacas el abrigo de visón y los bolsos de Loewe.

Iñaki Urdangarín también tiene un testaferro, aunque va a necesitar no ya una cabeza de hierro, sino un casco de moto en su próxima comparecencia porque la gente está muy enfadada, cada día más enfadada porque ve que su educación no sirve para nada. Ya no es que con una carrera, un máster y un par de idiomas no encuentres trabajo, es que ya no entiendes ni de números ni de lenguaje. ¿Por qué al mismísimo Bárcenas la declaración le sale a devolver y a cualquier hijo de vecino le sale a pagar?, ¿por qué cuando María Dolores de Cospedal nos explica la relación de ese fulano con el PP no entendemos nada?

En fin, para cubrir las apariencias, testaferro es según María Moliner:

"Persona que figura con su nombre en un contrato, que figura como propietaria de cierta cosa, etc., en vez del interesado o propietario real, que queda oculto. Se emplea mucho con referencia a cualquier otra clase de asuntos o situaciones en que la persona que aparece como interesada, directora, etc., no lo es realmente. Del it. testa ferro, cabeza de hierro. "



lunes, 4 de marzo de 2013

Web Side Story

Autorretrato (1954), de David Hockney

La tecnología en general, y sobre todo la informática, es uno de los ámbitos que más términos en inglés aporta al español. Tras comprobar que decimos spam, webmaster, link o phishing podríamos pensar que es un mundo abandonado de la mano de traductores y lingüistas, pero nada más lejos de la realidad.

Hay grupos de informáticos y traductores que trabajan arduamente para encontrar términos en español equivalentes a los ingleses. De hecho, existe un "Glosario Básico Inglés-Español para Usuarios de Internet", del que es autor Rafael Fernández Calvo y existe también la lista Spanglish, cuya consulta les recomiendo.

¿Y esto cómo funciona?, se preguntarán ustedes, porque decidir qué palabra se aplica a un término de otro idioma, es decir, traducirla, es una tarea mucho más complicada de lo que parece. Pues bien, en primer lugar se convoca a un panel de expertos, estos debaten las propuestas si las hubiere, analizan los términos que han tomado otras lenguas del entorno y exponen sus opciones para que sean debatidas y consensuadas.

Además están las propias empresas de software y hardware, sobre todo las más importantes, quienes funcionan como una especie de academia de la lengua técnica, pues imponen una terminología que otros fabricantes, creadores de documentación técnica, periodistas, etc. adoptan. Según un responsable de Microsoft:  "Intentamos primero no dejar términos en inglés; luego, optar por una forma común a las cuatro grandes áreas del español (España, México, Colombia y Argentina) y si no la hay -como ocurre a veces- escoger la menos problemática".

Muchas personas reprochan a la RAE que no tercie en estas cuestiones, pero es que su cometido no es ese: la Academia no dictamina sobre palabras en los primeros estrados de asimilación al español, sobre las que además hay que tener notables conocimientos técnicos; la Academia interviene más tarde decidiendo la inclusión en su diccionario de términos ya extendidos, sólo después de que estos han pasado a formar parte del habla de los españoles, entonces su inclusión en el DRAE les aporta legitimidad y una especie de 'marchamo' de buen uso.

Para los interesados en este tema les recomiendo visitar también el Foro Instituto Cervantes.