sábado, 16 de febrero de 2013

La vida

Detalle de la Venus de Boticcelli

Ayer, mientras acudía distraidamente a una cita, la felicidad me encontró en la calle y me dejó perpleja. Palabras como crisis, Bárcenas, corrupción y espionaje salieron corriendo como cucarachas cuando enciendes la luz. Era una tarde de viernes en la que se respiraba ese aire de fiesta de las vísperas. Había dejado de llover después de 37 días con sus 37 noches, y a las seis y media las calles empezaban a llenarse de gente con ganas de solaz.

Sentado en el banco de una calle peatonal había un músico, guitarra en mano cantaba sin mucho entusiasmo. Ni él ni yo contábamos con la espontaneidad y la alegría de la juventud en estado puro. Una cuadrilla de chicas que rondarían los 14 años estaba sentada en un banco contiguo, les llegaron los acordes de una canción que les gustaba y ni cortas ni perezosas, se pusieron de pie y se arrancaron a cantar, en un coro improvisado y feliz. Eran cuatro, pantalones ajustados, melenas largas y toda la vida por delante. Se fueron animando ellas solas, lo que al principio fue un tímido coro a unos metros de distancia, se fue acercando al músico que no salía de su estupor; agarradas por la cintura o los hombros se movían rítmicamente y tan pronto cantaban como reían. Se las veía felices compartiendo amistad y alborozo en un momento mágico que quizá no volvieran a vivir en muchos años, aunque ellas eso no lo podían saber.

Me quedé en una esquina fascinada ante tanta felicidad improvisada, el músico cantaba y sonreía también y la gente se iba parando atraída por la escena. Me fui fijando en las caras de los paseantes para descubrir la misma sonrisa tonta e incrédula que debía tener yo en la cara.

Qué tiene esto que ver con el lenguaje, no les puedo decir, más bien creo que nada, pero quería compartirlo con ustedes.

8 comentarios:

  1. ¡Ya lo creo que tiene que ver con el lenguaje! Sobre todo con su capacidad de transmitir tan bien como tú lo haces aquí esos momentos de la vida cotidiana que, por sí solos, representan momentos de felicidad inesperados.
    Me alegro de descubrir esta vena narrativa tuya que si bien no me sorprende te animo a que sigas explotando para nuestro propio deleite. Gracias y enhorabuena, Gemma.

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    1. Fue una suerte encontrarme con esa escena, así de repente.
      Muchas gracias por los ánimos, Víctor.

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  2. ¿Qué tiene esto que ver con el lenguaje? Imagínate, Gemma, que no lo tuviéramos. ¿Cómo si no me he visto yo por un momento en esa calle de la que hablas, con ese músico y esas niñas? Casi casi me he puesto a tararear la canción.

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    1. Me alegro de haber sido capaz de transmitir ese momento.
      Como el blog está dedicado a hablar del lenguaje en sí, me preguntaba si algo así tendría cabida. Me lo he preguntado solo una vez porque después he pensado, "¿es mi blog, ¿verdad?, pues escribo lo que quiero", jajaja.

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  3. Conviene a veces explicar de forma directa para qué sirve el lenguaje, además de para poner nombre a las cosas y adjetivos a las personas. Este post es un ejemplo espléndido. Me ha encantado.
    Josean

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  4. Me ha parecido precioso, lo has narrado tan bien que parecía que lo estaba viviendo.

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  5. Me ha parecido precioso, lo has narrado tan bien que me ha dado la impresión de que lo había vivido.

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