jueves, 28 de febrero de 2013

¡Ay, el francés!

Jane Reading Sarah a Story, de Andrew Lenaghan

Francia ha sido una nación muy poderosa durante mucho tiempo y su lengua ha sido la expresión del refinamiento, la cultura y la educación. Durante años y años lo chic era hablar francés, de hecho, el francés fue la lengua de la diplomacia europea desde la época de Luis XIV hasta el Tratado de Versalles y todavía hoy el francés es lengua oficial en Bélgica, Luxemburgo, Suiza, Canadá, Haití, las Comores, las Seychelles y Vuanatú, la Polinesia francesa, Burundi, Camerún, Madagascar, Ruanda y el Chad, países donde comparte espacio con otras lenguas.

Pero desde mediados del siglo pasado, Francia asiste impotente a la pérdida de poder y territorios. Y junto con esto contempla conmocionada el declive de su idioma. El francés ha cedido terreno ante el creciente peso del inglés y, lo que quizá es más sorprendente para los franceses, ante el avance del castellano. En los últimos años el español va creciendo y sumando hablantes (344 millones)* y el francés (70 millones)* está estancado a pesar de los ingentes y costosos esfuerzos del país vecino.

En 1964, el intelectual René Etiemble inició una gran polémica sobre el avance del inglés con su libro "Parlez-vous franglais?" y provocó una reacción contra lo que los franceses llamaron le défit américain. De hecho, el general De Gaulle se vio obligado a tomar cartas en el asunto y entre la Guerra de Argelia y los acontecimientos de mayo de 1968, encontró el tiempo necesario para crear  un 'Comité de Defensa de la Lengua Francesa'.

Hasta tal punto se pusieron los franceses a la tarea de impulsar su idioma y detener el avance del inglés que promulgaron un par de leyes -la llamada Bas-Lauriol en1975 y la conocida como Toubon en 1994- que prohibían el uso de palabras extranjeras en los documentos oficiales si existía otra palabra en francés que expresara el mismo significado: o sea que está prohibido decir shuttle, porque se puede decir navette. 

Todavía hoy se reúne una Délégation générale à la langue française et aux langues de France con el loable objetivo de acuñar términos en francés para los préstamos ingleses. Para franceses ellos.


* Cifras referidas al año 2000.

2 comentarios:

  1. Buen aporte, Gemma.
    Me gustaría añadir que esa Délégation générale à la langue française et aux langues de France está teniendo una tarea muy ardua porque, cada vez más, la lengua francesa se 'enriquece' con más extranjerismos de los que los ingleses son los más, sobre todo en el campo de las nuevas tecnologías.
    Por lo demás, existe también una gran cantidad de términos adoptados directamente -sin afrancesar- del italiano, del castellano y, aunque sorprenda, hasta del árabe. En este último caso, no hablo de palabras de origen árabe sino de palabras árabes a cien por cien con equivalentes franceses consagrados. Algunas de estas palabras son: baraka (suerte, bendición), souk (mercado), bésef (mucho), toubib (médico), kif-kif (igual), por solo citar algunas que me vienen ahora a la mente.
    Creo que no hay que descartar que la globalización, la multiculturalidad y el acercamiento a los pueblos de nuestro entorno incrementen ese fenómeno que si bien será considerado por los puristas como una contaminación del idioma, otros quizá lo consideren como un signo de enriquecimiento cultural.

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    1. Tienes mucha razón, Víctor. En la actualidad "ningún idioma es una isla" y todos se enriquecen o contaminan (según el color del cristal con que se mire) con las aportaciones de los demás.
      Me ha parecido muy interesante la mención de esas palabras árabes que se dicen en francés, cuestión que desconocía por completo.
      Para buen aporte el tuyo. Muchas gracias.

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