Dalias rojas, de Emil Nolde |
Es curioso que la letra distintiva del español, la que está en su propio nombre y en el de nuestro país, la ñ, sea una grafía que no existía en latín, es decir, que nos la hemos inventado.
El origen de la ñ está en la economía, en la necesidad de los copistas de la Edad Media de ahorrar esfuerzo. La secuencia nn, para abreviar, empezó a escribirse con una sola n y una virgulilla encima que la distinguía de la n propiamente dicha, y así en lugar de tener que escribir dos letras, escribían una con una pequeña rayita encima. Si entonces hubiera estado inventada la fotocopiadora, hoy la ñ no existiría.
Curiosamente la ñ ha pasado del castellano al gallego, al euskera y a muchas lenguas indígenas sudamericanas, como el quechua, el guaraní y el aimara, y también al tagalo filipino. El italiano y el francés optaron por el grupo gn para reproducir ese sonido, mientras que el portugués eligió nh y el catalán ny.
Con la revolución informática hubo un intento de eliminar la ñ, los primeros teclados de los ordenadores venían sin esa letra y hubo propuestas para volver a escribir nn o alguno de los grupos de las otras lenguas románicas, pero la flojera que nos sobreviene cuando se trata de poner puertas a tanto término inglés, se convirtió en defensa cerrada a la hora de proteger esa letra indefensa que finalmente hemos dado en señalar como la que nos identifica: la ñ es el origen del logo del Instituto Cervantes.
De cualquier forma, como ser diferente en este mundo globalizado no deja de ser un problema, los que tienen una ñ en su apellido (yo la tengo en el segundo, por suerte) sabrán de las dificultades a la hora de elegir un nombre para el correo electrónico, introducir los datos en un formulario de Internet o traspasar alguna aduana especialmente cicatera.
Muy curiosa la explicación del origen de la "ñ". Yo lo desconocía. En euskara he visto alguna vez que solían poner un rabito a la "r". ¿Es por el mismo motivo?
ResponderEliminarJosean.
Sí, fue una forma de duplicar la 'r'. Me suena que fue cosa de Sabino Arana, pero no estoy segura, con la creación del euskera batua desapareció por completo.
EliminarLa aparición de la ñ me parece una muestra de cómo el castellano aportó soluciones imaginativas y arriesgadas para la transición desde el latín vulgar, respecto de otras lenguas romances y respecto de los otros dialectos que había en la Península (navarro-aragonés, catalán, leonés, etc), por lo que el dialecto castellano acabó siendo la lengua que acabó triunfando y siendo la lengua extendida a todo el territorio nacional y que ya pasó a ser la lengua española en el siglo XVI.
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