jueves, 22 de noviembre de 2012

Englaland

A Friendly Call, de William Merritt Chase

La isla de Bretaña formó parte durante varios siglos del Imperio romano, lo que supone que no sería temerario afirmar que hoy los ingleses tranquilamente podrían estar hablando una lengua románica.

Los romanos estuvieron en Bretaña casi 400 años, desde su conquista en el año 43 hasta el 410, fecha en la que las últimas legiones romanas dejaron la isla con el objetivo de defender Roma de los invasores germánicos.

En el año 449 entraron en Britannia pueblos anglos y sajones procedentes del Mar del Norte y del Mar Báltico, con ellos dejó de hablarse el latín y con ellos desapareció la posibilidad de que se hubiera desarrollado otra lengua romance, el "británico".

Las poblaciones celtas, que resistieron durante siglo y medio, nunca se asimilaron a los invasores; siguieron luchando hasta quedar cercados en tierras de Irlanda, Cornualles, Gales y Armórica (la Bretaña francesa). Los invasores les llamaban wealas, "extranjeros", de donde proviene el nombre inglés Welsh con el que se les conoce hoy a los galeses.

El lenguaje que se impuso, como bien sabemos, fue el de los anglosajones. En el año 601, el papa Gregorio I llamó por primera vez Rex Anglorum al rey Aethelbert de Kent. El pueblo se llamaba Anglecynn y su lengua, Englisc. Poco tiempo después, el país ya no era conocido como Britannia sino como Englaland, la tierra de los anglos, Inglaterra.

7 comentarios:

  1. ¡Qué bonito el post! Una pena que sea tan corto, porque me he quedado con ganas de seguir leyendo. Enhorabuena.
    Josean

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  2. Como siempre, muy interesante, Gemma. Queremos seguir aprendiendo.

    Si me permites, Gemma, quisiera aprovechar para invitar a tus otros lectores (estoy seguro de que, además de Josean y de mí mismo, hay algunos más) a que dejen algún comentario, aunque solo sea para decir que el artículo les ha gustado. Los autores, amigos colectores, viven de saber que se les lee y, por lo tanto, necesitan ver una señal, por imperceptible que sea, para saber que estamos ahí...

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    1. Cierto, Víctor, da mucha alegría comprobar que a uno le leen y, en este caso, que se comparte el gusto por las palabras. Comprendo también que los lectores pasen de puntillas, a menudo andamos con prisas o no sabemos muy bien qué decir aunque nos guste lo que leamos.
      Yo con un par de seguidores tan agradecidos como tu y Josean me doy por satisfecha.

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  3. Tiene razón Víctor, Gemma te he leido y me gusta.

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