martes, 14 de julio de 2015

Proletarios del mundo, uníos

Lenin's Speech at the Third Congress of the KomSoMol, de Boris Ioganson

El marxismo, el último de los sistemas político-filosóficos con auténtica influencia, ha sido relegado al olvido, y afortunadamente, porque aunque fue un sistema que mucha gente defendió (una servidora incluida) convencida de sus bondades, lo cierto es que en todos aquellos países en los que se puso en práctica, los resultados fueron nefastos. 

Dado que el marxismo defendía que las personas pertenecen a una clase social antes que a un país, el hecho de que existieran diferentes lenguas era un obstáculo para el entendimiento de los obreros, lo que llevó a los redactores de "La lucha de clases", de Bilbao, a solicitar al Gobierno, en octubre de 1899, la prohibición de cualquier lengua que no fuera la española y de cualquier literatura que no fuera la escrita en español, en la consideración de que si los proletarios del mundo debían unirse, sería más fácil si los trabajadores vascos hablaban español que si hablaban euskera.

Hoy serían de todo punto imposibles declaraciones parecidas. Los tiempos han cambiado, las ideologías también, y sobre todo, la concepción de la lengua no solo como un derecho de sus hablantes, sino como un patrimonio de todos.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo sobre todo con la conclusión final. El planteamiento de clase frente a patria ya hizo aguas en la I Guerra Mundial, si no estoy equivocado. Después, el comunismo ha hecho aguas -¡y de qué profundidad!- allá donde quiso ser implantado. Por eso, con cierta sorna, esa cabecilla que acompañaba al periódico "Mundo Obrero" y que es el título de este post dicen que debería ser cambiado por "Proletarios de todos los países, disculpaos".

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