Peonías, de William Merritt Chase |
Una historia poco conocida es la de los gascones en San Sebastián. Y es tan interesante que se la voy a contar aunque sea resumida.
En 1152 Gascuña (una región en el suroeste de Francia) dejó de formar parte del señorío del Rey de Francia para pasar a poder de la casa real de Inglaterra, debido al matrimonio de doña Leonor con el Duque de Normandía.
Los gascones no vieron con buenos ojos este repentino cambio de nacionalidad y se levantaron en armas contra su nuevo señor, lo que produjo una corriente migratoria que los trajo a San Sebastián. El rey Sancho el Sabio vio con buenos ojos esta llegada de nuevos súbditos y les otorgó un fuero por el que se podían quedar a vivir en las faldas del Monte Urgull y entre lo que hoy es Pasajes (nombre gascón) y Hondarribia.
Su número e influencia fueron proporcionalmente mayores con el tiempo, hasta el punto de que diversos documentos oficiales de la época aparecen redactados en gascón: por ejemplo, un tratado de paz firmado en 1353 por pescadores de Baiona y San Sebastián está escrito en gascón. Hombres gascones fueron alcaldes de San Sebastián y aún hay quien afirma que sus rasgos alegres y extrovertidos quedaron para siempre en la idiosincrasia de los donostiarras:
"...introduciendo en él cosas que no son propias de la raza vasca, como la jovialidad franca y retozona, cierta viveza de ingenio muy meridional y muy "gauloise" y hasta el instinto satírico, no encendido, vehemente y mordaz, sino apacible, alegre, risueño: ese instinto satírico que no nace de la indignación, sino de cierta congénita e irremediable propensión a la risa, y de cierta facilidad especial para ver el aspecto ridículo de las cosas".*
* Echegaray, C.: Investigaciones históricas de Guipúzcoa, San Sebastián, 1983
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