lunes, 22 de octubre de 2012

Las cartas de Albrecht von Wallenstein

Egon Schiele. Field Landscape.

El ejército ha sido a través de la historia un elemento de propagación de la lengua, y no por la fuerza como podría pensarse, sino porque los ejércitos eran organizaciones formadas por gente de diversa procedencia.

En la Edad Media era habitual que un país no tuviera suficientes hombres para constituir un ejército (como sucede hoy en España) por lo que las tropas eran internacionales y por lo tanto, políglotas. El ejército español de los Países Bajos contaba con soldados ingleses, irlandeses, alemanes e italianos, además de españoles. Hay que tener en cuenta también que en aquella época los soldados se alojaban con los civiles, por lo que el intercambio de palabras estaba asegurado.

La Guerra de los Treinta Años en la que participaron los estados alemanes, Francia, España, la República holandesa, Dinamarca y Suecia favoreció especialmente el desarrollo de una lengua militar que llegó a hablarse desde Portugal hasta Polonia.

El francés aportó algunos términos relativos al armamento, como arquebus, artillerie, bayonette, cartouche y pique, así como palabras que designan el frente y la retaguardia (avant-garde, arriere-garde). La lengua italiana contribuyó con términos como bastione, battaglione, infanteria, moschetto, scaramuccia, sentinello y squadrone. El castellano participó con palabras como alférez, amotinarse, bandolero, casco, guerrilla, merodear, tercio y unas cuantas con la terminación -ada, como armada, retirada, escalada y emboscada. Los alemanes aportaron términos relativos al rango y a las instituciones como admiral, advokat, barón, dekret, president y senator.

Albrecht von Wallenstein fue un caudillo mercenario que durante la Guerra de los Treinta Años llegó a poseer un ejército de entre 30.000 y 100.000 hombres. Dicen que era un hombre de carácter agrio, cínico y cruel, aunque que se va a esperar de una persona cuya vida transcurre en el campo de batalla. Por si esta perra vida fuera poco, cuentan las crónicas que nunca se conoció de Albrecht aprecio por persona alguna, salvo por la que fue su esposa, Lucrecia. Pero por desgracia para nuestro caudillo, Lucrecia falleció joven y el militar quedó sumido en la tristeza y el malhumor.

Lo cierto es que solo pretendía traer aquí algunas de las expresiones que Albrecht von Wallenstein incluía en sus cartas pero no me he podido resistir a contar un poco de su historia. Las cartas de nuestro militar, escritas en alemán, están salpicadas de palabras españolas, italianas y francesas. A veces el general empleaba expresiones completas, como per inganiarme meglio (españolizando el termino italiano ingannare), pero las más frecuentes son las expresiones mezcladas: meine disegni (mis planes), ein posto (un puesto), solchen travaglio (tal esfuerzo), dem basta (lo suficiente), kein tregua (sin tregua) o Guberno-sachen (asuntos de Estado). Estas cartas, bocato di cardinale para los estudiosos, ofrecen un material muy valioso, tanto para conocer el vocabulario de la época como para comprobar cómo los términos traspasan las fronteras de una lengua cuando están en contacto con otra.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho el post. Una duda: la palabra alférez, ¿no es árabe?
    Josean

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  2. En efecto, alférez procede del árabe 'feris', que significaba 'jinete', 'caballero', según Corominas. Lo que quiero decir en el post es que alférez pasó a esa lengua militar común a los ejércitos de toda Europa a través del castellano, aunque en su origen fuera una palabra árabe, y otro tanto con las demás.

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