miércoles, 26 de septiembre de 2012

La palabra exacta

Amaral

Según un estudio de la Universidad Pompeu Fabra y el Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados, nuestro cerebro tarda menos de medio segundo en encontrar la palabra que buscamos. Otra cosa es si esa palabra que encontramos es en realidad una palabra aproximada a lo que queremos decir o si es la palabra exacta.

La palabra justa (le juste mot, en francés), la que describe intrínsecamente lo que queremos expresar se resiste a veces, se esconde en los vericuetos de nuestras neuronas y, como dice esa preciosa canción de Amaral: "cómo hablar, si cada parte de mi mente es tuya y si no encuentro la palabra exacta...".

¡Cómo hablar! Según los científicos cuando hablamos la mente hace un escaneo rápido de las posibilidades y escoge una palabra con una velocidad asombrosa, de otra manera no podríamos hablar, pero cuando no encontramos la palabra exacta... nos detenemos, dudamos, buscamos por todos los recovecos de nuestra mente y si no la encontramos, sentimos que no hemos conseguido expresar bien lo que queríamos decir. Recurrimos a perífrasis, damos rodeos "es como si...", "cómo te explicaría yo..." y a menudo soltamos un "no sé si me entiendes" que cuando queremos ser educados se transforma en "no sé si me he explicado".

Hay personas que se explican bien y otras no tanto, algunos utilizan un vocabulario muy reducido con profusión de palabras comodín como 'cosa', 'cacharro', 'chisme', 'cachivache'... de manera que hablen de lo que hablen, casi todo lo resuelven con los mismas términos; otros disponen de una variedad más amplia de repertorio, escogen las palabras, las encajan en su justo lugar y es un auténtico placer escucharles hablar.

De escribir hablaremos otro día.




2 comentarios:

  1. Me alegra que hayas escrito este post porque, curiosamente, hace pocos días me preguntaba qué pasa en nuestro cerebro cuando, ya no sólo la palabra exacta o más optima para describir algo, sino la palabra que sabes que está ahí, escondida en algún sitio recóndito de tu cerebro y no te sale en el momento que deseas, por ejemplo, en nombre de algo muy concreto. Como suele suceder muchas veces, luego, cuando menos la necesitas, incluso al cabo de muy poco tiempo, te viene a la memoria y dices esa palabra que se te resistía. No me ha dado por investigar y buscar en la red sobre este tema. Seguro que encuentro algo, pero como dice José Mota: "hoy no, mañaaaaana".

    Un abrazo.

    Rubén Crespo

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