El Torero, de Bernardo Torrens |
En una de mis incursiones en la biblioteca, ese espacio público donde se puede uno bajar libros de las estanterías sin que nadie le acuse de estar robando derechos de autor, he encontrado un libro tan interesante como su autor; se titula Cinco mil años de palabras y está escrito por Carlos Prieto, ingeniero, violonchelista, escritor, investigador, diplomático y académico mexicano, es decir, lo que llamaríamos "un hombre del Renacimiento".
En este libro se cuenta el siguiente suceso, aunque la cita está tomada de otro autor, amigo de la familia:
"Alfonso Reyes escribió la siguiente anécdota, cuyos protagonistas fuimos mi padre, mi hermano Juan Luis y yo:
Don Carlos Prieto, de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, hispanomexicano, descendiente de españoles, decidió ir de vacaciones a España llevando a sus hijos para que conocieran la tierra de sus abuelos y apreciaran lo que era el habla auténtica española.
Entraron en auto por San Sebastián.
-Aquí no hagáis caso de lo que se habla -les previno-. Ésta es ciudad de turismo y, además, los vascongados de la región enturbian un poco el castellano. Pero mucho ojo, o mejor oído, cuando lleguemos a Valladolid, que es a España lo que Tours es a Francia.
Al pasar por Valladolid, don Carlos detuvo su automóvil y le preguntó a un guardia:
-¿Me hace usted el favor de decirme por dónde se toma la carretera para Madrid?
Y el guardia le contestó:
-¡Tóo p'alante!
Y don Carlos, volviéndose a sus muchachos:
-Hijos míos, seguid hablando el castellano que se habla en México."
Para mi que debían de haberse quedado en San Sebastián porque a pesar de todas las interferencias vascas y a pesar de haber sido una ciudad afrancesada, es claro y notorio que en Donosti se habla uno de los mejores castellanos de toda España. Y por supuesto, mucho mejor que el que se habla en Bilbao.
Prieto, Carlos: Cinco mil años de palabras
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