jueves, 21 de noviembre de 2013

Una cuestión de Estado

Jardines de Aranjuez, de Santiago Rusiñol

Ahora que el papel está siendo sustituido por las pantallas, es difícil imaginar un momento en el que contar con un soporte donde escribir fuera una cuestión de Estado, pero así sucedió allá por el siglo II a.C.

El rey de Egipto, queriendo preservar la producción de papiros para su beneficio propio y el de la fabulosa biblioteca de Alejandría, resolvió declarar la fabricación de láminas de papiro un asunto de Estado y prohibir su exportación por las distintas ciudades del Mediterráneo. La primera perjudicada fue la biblioteca de Pérgamo, que intentaba disputar el primer lugar a la de Alejandría.

El rey de Pérgamo reaccionó rápidamente y pidió a sus curtidores que desarrollaran un material resistente en el que pudieran anotar textos para ser guardados y así nació el pergamino. A partir de entonces y hasta el siglo XII, momento en el que se empezó a fabricar masivamente el papel en Italia, el pergamino fue el material preferido en Europa para hacer libros, pues era de fácil encuadernación.

El pergamino fue también el soporte de edictos y documentos oficiales por su capacidad para ser cortado y doblado a voluntad. Además podían utilizarse los dos lados de cada hoja y los cuatro márgenes de la página facilitaban la inclusión de glosas y comentarios. Para el año 400, el rollo clásico se había abandonado casi por completo y la mayoría de los libros se producían con hojas agrupadas en un formato rectangular. Al doblarlo una vez, la resma de pergamino se convertía en folio; doblado dos veces en cuartillas, y con una más en octavillas. Estos formatos continuaron con la aparición del papel y llegaron a hacerse oficiales, hasta el punto de que, en 1527, Francisco I de Francia decretó la normalización de los tamaños de papel para todo el reino, indicando que quien no la cumpliera sería castigado con penas de prisión.

Ya ven ustedes, de nuevo una cuestión de Estado.


2 comentarios:

  1. Pues la norma de Francisco I ha durado casi 400 años nada menos. Hoy en día -bueno, desde 1922 en Alemania- para un mejor aprovechamiento del papel rigen las normas DIN. El DIN A-0 corresponde a un pliego de un metro cuadrado (841 × 1189) y los siguientes A-1, A-2, etc. resultan de dividir la cifra mayor de cada uno por dos. Así, el más usado el DIN A-4 (parecido al folio) es 210x297, y el DIN A-5 (similar a la cuartilla) es 148x210.
    Josean

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    1. Muy interesante el comentario, Josean, muchas veces me he preguntado por qué la diferencia entre folio y DIN A4 si son tan parecidos y probablemente sea esta la respuesta: su origen.
      Muchas gracias.

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