miércoles, 6 de noviembre de 2013

La memoria del mundo

La novia, de Do Quang Em

La ciudad de Alejandría nació con el gusto por la sabiduría y la pasión de la lectura. Cuenta la historia que su fundador, Alejandro Magno, impaciente y desasosegado porque había terminado sus lecturas, mandó parar el avance de sus tropas y envió a uno de sus generales a conseguirle nuevos libros. No habría de levantar el campamento hasta que no tuvo entre sus manos la Historia de Filisto, varias obras de Eurípides, Esquilo y Sófocles, y los poemas de Telestes y Filoxeno. Hoy en día no habría hecho falta tanto esfuerzo, con un libro electrónico hubiera podido seguir conquistando territorios sin interrupción.

La Biblioteca de Alejandría, la más grande del mundo en su época, llegó a albergar 900.000 manuscritos. Se concibió con la idea de disponer de todo el saber que existía en el mundo para que los sabios y filósofos de aquel tiempo recalaran en Alejandría y extendieran su nombre por doquier.

Aristóteles soñaba con una biblioteca que al tiempo que permitiera recoger todos los saberes para su consulta, fuera una especie de "memoria del mundo", eso de "entre todos lo sabemos todo".  Curiosamente es la misma idea que hoy alienta el proyecto de Google Books, millones de libros de millones de bibliotecas reunidos y a nuestra disposición a golpe de teclado. Ya ven ustedes, pasan los siglos y el empeño permanece.

1 comentario:

  1. Si no me equivoco, los enciclopedistas franceses tuvieron también el mismo propósito en el siglo XVIII.
    Josean

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