miércoles, 29 de agosto de 2012

Como se dice una mentira...


Christa Wolf es una escritora alemana (de la antigua Alemania Oriental) que pasó casi un año en Estados Unidos, concretamente en Santa Mónica, Los Ángeles, realizando un proceso de investigación. Allí fue donde tuvo noticia de la campaña de desprestigio que se desató contra ella en la prensa alemana.

Tras la reunificación de Alemania, una ley permitió que los "expedientes" que la RDA tenía archivados con detallada información de las actividades de sus ciudadanos fueran públicos, lo que propició que la prensa arremetiera contra Christa Wolf acusándola de "informadora". Fue una acusación injusta y descontextualizada que hizo mucho daño a la escritora alemana y que fue denunciada por otros escritores como Günter Grass o Heiner Müller.

En una obra que es considerada su legado literario, La ciudad de Los Ángeles o El abrigo del Dr. Freud, Christa Wolf recuerda ese tiempo y se hace esta curiosa reflexión:

"Lenguaje. Poco a poco pude empezar a meditar sobre las diferencias entre el inglés y el alemán, a pesar del uso reducido que yo podía hacer del inglés. Pensé con cuánta más facilidad podría decir: I am ashamed, que Ich shäme mich, me da vergüenza, cuánto más se acercaba el alemán, aun con las mismas palabras, con el mismo significado de las palabras, a las raíces de mis sentimientos, se deslizaba hasta ellas, las rodeaba, las alimentaba, pero también las penetraba dolorosamente, así, en efecto, la palabra inglesa "pain" nunca podría designar para mí el dolor que me afectaba a mí, it is painful podría decirlo yo con la mayor tranquilidad de espíritu, a la ligera, como se dice una mentira, pensé, mientras que rompo a sudar ante la idea de tener que decir: Es tut weh, y pensar al mismo tiempo en la causa de mi dolor. (...) Y de qué me iba a servir traducir "Reue" -arrepentimiento- con "Bedauern" -lamentar-, o sea, expresar "ich bereue" con "I regret": He (or she) regrets what he (or she) has done. Me arrepiento de lo que he hecho. O no he hecho. Eso solo funciona en alemán. Tal vez porque se trate de acciones u omisiones alemanas, pensé. La lengua extranjera como escudo, o también como escondite."

Curioso, ¿verdad? hasta qué punto algunas palabras están unidas a su significado, hasta qué punto está anclado nuestro lenguaje materno en la raíz misma de nuestra identidad como personas.

6 comentarios:

  1. En todos los grupos humanos, sea cual sea su origen y su cultura, se experimentan las mismas emociones y los mismos sentimientos. Solo puede haber diferencia en el momento de expresarlos: algunas culturas pueden haber sabido dar un nombre exacto a una emoción o a un sentimiento, mientras que otras podrían no haberlo hecho con tanta precisión. Sin embargo, las sensaciones son las mismas.

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    1. Los sentimientos son los mismos pero al parecer cuando los expresas en un idioma que no es el tuyo, te parece que no dices exactamente lo que sientes.

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  2. Decía que aún que hable muy bien un idioma, el único que te sirve para decir la verdad, hablar de sentimientos profundos, de "hilar fino", de hacer captar lo que de verdad estas diciendo, es tu idioma materno. El que posees profundamente, el que te permite soñar, discutir, cantar, el idioma del amor, el que hablas con los niños y con los animales, el que te representa, es el que has mamado, el idioma en el cual has aprendido las letras, el de tu primer libro, el que te susurraba tu madre al oído para tranquilizarte, todo esto y mucho mas, eres tu. Entiendo muy bien lo que dice Christa Wolf . Nada puede substituir tu lengua, tu intimidad con ella. Personalmente he estudiado ocho lenguas pero la mía es y sera siempre el francés .

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    1. Creo que te gustaría el libro de Christa Wolf, Arlette.

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    2. Gracias Arlette.Me has dado ganas de releer a Saussure. Mil gracias!

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  3. No estoy seguro de estos últimos comentarios y comparto la opinión de Victor Pérez. Si los sentimientos son universales, el quid está en acertar en su descripción, con una palabra, con una frase, con un giro... Por otra parte, hay escritores que son autores de obras excepcionales en idiomas que no son el suyo materno (Conrad, Nabokov, Kundera, Koestler...), y no parece que hayan tenido grandes dificultades para expresar todo tipo de sentimientos.
    Javier B.

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