Bill Santiago es un comediante americano que ha descubierto un filón actuando en spanglish. Además acaba de publicar un libro que está siendo un éxito de ventas con el hilarante título que encabeza este post y en el que uno puede encontrar "Todo lo que you ever wanted to know about Spanglish, pero estabas afraid to ask".
El fenómeno de las lenguas en contacto es fascinante. Vivo en el País Vasco, una zona donde las palabras en euskera y en castellano pasan de una lengua a otra sin mayor traba que la de ser entendidas por los hablantes. De hecho hay muchas palabras de las que los hablantes vascos (incluso los que no saben euskera) no son conscientes de que sean euskera y no castellano y solo se aperciben de ello cuando alguien de fuera no les entiende.
Recuerdo estar diciéndole a un niño en Jaca si se iba a subir a la txirristra sin que el pobre comprendiera a dónde pensaba yo que se iba a subir, pero es que yo jamás había dicho ni había oído decir en San Sebastián tobogán que sería el significado de txirristra, e incluso llegamos al punto de conjugar el verbo de acuerdo a la regla gramatical española y decimos txirristrarse y jamás bajar por el tobogán.
Bill Santiago explicaba en una entrevista que es que hay palabras que "no se pueden traducir", "que no quieren decir lo mismo", "¿cómo dice uno en inglés chanclas?". Los hablantes bilingües poseen un espacio mental en el que las dos lenguas se entremezclan y machiembran y en el que cuando están en un contexto en el que pueden hablar sin contención -en familia, entre amigos- los dos idiomas se mezclan en el momento de hablar y el hablante elige la palabra que mejor se ajusta a lo que quiere decir, sin pararse a pensar si es español o inglés, euskera o castellano.
Algunos pensarán que es un horror y una aberración, pero a mi me parece que los idiomas en contacto se enriquecen y que los hablantes bilingües (y los amantes bilingües) cuentan con un patrimonio lingüístico duplicado.
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