Rue de Paris, Temps de Pluie, de Gustave Caillebotte |
Los franceses están revolucionados -de nuevo- en torno a una reforma ortográfica que fue aprobada nada menos que en 1990. ¿Qué pasa veintiséis años más tarde? Pues que en el próximo curso escolar, los libros de texto van a incorporar las modificaciones que proponía aquella reforma. Con esto se pretende que la lengua resulte más estándar y ayude a evitar el fracaso escolar, además de facilitar el aprendizaje del francés fuera de sus fronteras.
"Cuando un Primer Ministro se preocupa por el estado de la lengua francesa, lo que no ocurre todos los días, encamina sus pasos tras la senda de Richelieu*".
Los cambios van a ser en su mayor parte opcionales, pero han suscitado todo tipo de reacciones. En torno a 2400 palabras cambiarán su ortografía: se podrá escribir "oignon" y "ognon"; se suprimirá el acento circunflejo en muchas de las palabras que ahora lo llevan; otro tanto pasará con los guiones, "porte-monnaie" pasará a ser "portemonnaie"; la "ph" de algunas palabras pasará a ser "f", como por ejemplo en "nénuphar", que será "nénufar".
Uno se pregunta por qué tanto revuelo si las reformas pueden ser seguidas o no, pero, como decían en Twitter: "Eres un viejo si has conocido "gâteau", "hôtel", o "même". Y, por cierto, el más querido por aquellos que se oponen a la reforma ha sido el acento circunflejo, ese sombrerito tan francés, que ha merecido ser trendic topic con el hashtag #JeSuisCirconflexe.
* Armand-Jean du Plessis, cardenal de Richelieu, fue el fundador de la Academia Francesa, la institución ocupada de velar por el francés.
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