viernes, 6 de septiembre de 2013

Nada, aquí, tristeando

Frühjahrsbild, de Christopher Lehmpfuhl

"Es agradable volver, qué duda cabe, pero al mismo tiempo cuida uno de su descompresión, y lee algunos libros que hablan de allá: Por la otra orilla, de Foxá. Narra en él el célebre viaje que hizo con Panero y Rosales, comisionados por el Régimen para contrarrestar en América la acción propagandista de los exiliados. El libro es distraído, con aciertos de expresión. También él percibe la exactitud del habla bogotana, la ciudad de los poetas. Oye a un chófer de taxi decir: "Los taxistas estamos preteridos". Le conmueve la frase. Cuando a Foxá le hicieron académico unos años después de la publicación de ese libro, dijo que quería que la Academia aceptara el verbo tristear, que oyó conjugar en cierta ocasión a un niño, no sé si boliviano. Le preguntó, ¿qué haces?, y el niño respondió, nada, aquí, tristeando".

Andrés Trapiello. La cosa en sí.


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