lunes, 10 de noviembre de 2014

Diccionario de palabras olvidadas

Niño en Portici, de Mariano Fortuny

¿A quién se le podría ocurrir escribir un diccionario de palabras que ya no existen? ¿Y publicarlo? La editorial Paraninfo, que ha sido la osada en este caso, empieza el libro con una justificación: "Digamos, ante todo, que este primer esbozo de palabras olvidadas o de uso poco frecuente no tiene la menor pretensión de sentar cátedra. Tampoco su publicación ha movido al equipo editorial en terrenos de ambición comercial". Este último argumento creo que no tiene discusión posible, entonces, ¿cuál ha sido la razón? Pues bien, por una parte, los frecuentes desaguisados que se cometen con el idioma, y por otra, las numerosas consultas de lectores que preguntan por esta o aquella palabra.

Así, tras un tiempo en el que consideraron esta idea como demasiado audaz, llegó un momento en el que se decidió publicar este "Diccionario de palabras olvidadas o de uso poco frecuente", cuya autora es Elvira Muñoz. Y una vez aquí, ¿cómo decidir qué palabras están olvidadas? Pues bien, eligieron al azar 100 palabras supuestamente olvidadas (por ejemplo, gestatorio, desastrado, boquituerto, berrendo, quindenio, egreso...) e hicieron pacientes encuestas preguntando si conocían esos términos. Con el resultado se realizó una sorprendente selección de palabras. Hubo palabras que entraron y salieron, y otras que desde un primer momento tuvieron su puesto asegurado en este curioso diccionario.

Yo me quedo con una que me ha parecido que habría que rescatar del olvido: Juzgamundos: 'persona que murmura', sinónimos que se utilizan: murmurador y chismoso. Me quedo con juzgamundos sin dudarlo.


6 comentarios:

  1. Hay/había, ahora no sé, una sección en RNE los fines de semana con Pepa que hablan de estas palabras, muchas no están muertas, sólo han quedado en desuso y sorprendentemente siempre hay alguien que las conoce y dice que las usa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No lo sabía, Bea, pero es verdad, siempre hay por ahí alguna palabra que dice alguien, que a su vez ha aprendido de otro alguien y que para nosotros es absolutamente desconocida. Para mí suele ser una gratísima sorpresa, esa es una de las cosas que me encantan de Trapiello, que tiene un vocabulario riquísimo e inesperado.

      Eliminar
  2. Qué buena idea un diccionario así. El significado de juzgamundos me sorprende, es grato y mucho más lindo que murmurador. A veces invento palabras en castellano por no saber la palabra común.

    Me preguntaste por qué escribo en castellano. La respuesta corta es, porque me gusta, y la larga es lo que contesté una vez (27 de julio 2009) en mi blog "Tutto è possibile":

    Elegí el castellano para mi blog “Tutto è possibile” después de un arranque en holandés de unos tres meses. Escribí un montón de posts en holandés antes de empezar en castellano y de ese montón quedan todavía dos (August 2005). Después de estos dos sigue un post en inglés (September 2005) y después del mismo post en italiano (hecho con traductor de Internet) arranqué por fin en castellano a full speed en octubre 2005 (October 2005).

    Por qué escogí el castellano?

    Por ser ‘italiano’ (mi abuela era italiana pero murió antes de que yo naciera) y no ser capaz de escribir en italiano.
    Por el mito familiar de que descendemos del rey de Napoli, un hijo bastardo del rey de Aragón (por eso mi amistad con Pau, Bel y los demás 'aragoneses', jaja).
    Por haberme enamorado a los 14 años de una piba argentina.
    Por tener la idea brillante a los 15 o 16 años de estudiar ingeniería de puentes e ir a trabajar en América Latina (necesitaban ingenieros holandeses?).
    Por estudiar sociología, filosofía, lógica formal, psicología social, metodología, construcción de teorías y modelos, capacitación (rural), sociología agraria de países no occidentales, un poco de economía, bueno, mejor dicho de todas esas disciplinas un poco, y todo eso con la idea de ir a trabajar en desarrollo rural y la reforma agraria en Chile (durante la Unidad Popular).
    Por aprender a hablar castellano en el campo chileno cuando vivía ahí un tiempito (hasta lueguito, ahorita vengo, chauito, helado heladito cinco escudito!).
    Por leer millones de artículos en diarios, revistas y boletines informativos en castellano trabajando en el movimiento de solidaridad con Chile y otros países en América Latina.
    Por el recuerdo al gusto que sentía leyendo al Coronel no tiene quien le escriba y la idea loca mía de aquel entonces de querer traducir ese libro (pero no era un deseo tan grande parece).
    Por hablarle a mi hija en castellano incluso antes de que nacía.
    Por decir muchos años ‘Siamo arrivati’ cuando volvíamos en el coche de alguna visita o paseo.
    Por viajar siempre al sur.
    Por tantas razones más…
    Y por amor a mi mismo (qué raro hombre!).
    Y por mi mundo preverbal que sé expresar mejor en castellano que en cualquier otro idioma.
    Y por haber trabajado tantos años en inglés.
    Y por haber escrito tanto en holandés.
    Y por las ‘leyes’ de la escritura en holandés.
    Y por no querer seguir las leyes sino mis propias ideas (preverbales).
    Y por querer vivir plenamente.
    Y qué tiene eso que ver con escribir en castellano?
    Todo. O bastante.
    Pero hay más.
    Está la melodía (suelo pensar en un castellano bastante cantabile).
    Está la filosofía de ‘la’ vida, distinta de ‘la’ holandesa.
    Está la música ‘castellana’.
    Y, para terminar:
    Están los amigos ‘castellanos’.

    Quieren (queréis) más explicación, o basta?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Veo que tienes numerosísimas razones para escribir en castellano, Giovanni, a cual más válida.
      Dices cosas que seguramente los castellano-parlantes no apreciamos como tú. A mí me encanta Holanda, me parece un país precioso, civilizado, avanzado y ¿sabes qué me gusta mucho? Ese adiós tan cantarín (no sé cómo se escribe) que suena "Chuuuuuuuus".

      Eliminar
  3. Creo más bien que el diccionario debería ser sobre palabras de uso escaso, porque es difícil recordar lo que habíamos dejado en el olvido. A mí, hay algunos términos (ahíto, angosto, higa...) que cuando los leo o los oigo me saben como el vino de reserva que, envejecido por los años y el silencio, ha mejorado su aroma y su bouquet.
    Josean

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes toda la razón. Supongo que serán palabras que unos han olvidado y otros no ;-). "Ahíto" y "angosto" son dos palabras preciosas.
      Muchas gracias, Josean.

      Eliminar