Nainen Rannalla, de Santeri Salokivi |
En Finlandia existe un equivalente de la RAE que se llama Kielitoimisto y que se podría traducir como Oficina del Idioma. Allí un grupo de lingüistas -como en la RAE los académicos- discute si un neologismo es correcto, responde a las consultas de los hablantes y se las ve con el finés y el sueco, los dos idiomas oficiales del país, así como con el sami, que es la variante finlandesa del romaní.
Y es que el finés ha vivido una accidentada historia y se las ha tenido que ver con varias culturas dominantes, por una parte con las familias nórdicas, germánicas, bálticas y eslavas, y por otra con el inglés, la lengua franca de nuestros días.
La experimentada lingüista Riitta Eronen opina que el finés debe adoptar nuevas palabras de otras culturas para sobrevivir en el mundo globalizado de hoy: "No seguimos la idea anticuada de tratar de mantener 'puro' al finés defendiéndolo de las influencias externas. Esto aislaría artificialmente al idioma". Sí, nada nuevo bajo el sol, lo que pasa aquí pasa allí y viceversa.
Y como este proceso suele ser bidireccional, hay también palabras del finés que utilizamos los demás, la más conocida es sauna y la más curiosa es cóctel molotov, expresión inventada por los soldados finlandeses para sus enemigos soviéticos durante la Guerra de Invierno (1939–40) y cuyo origen les voy a contar porque es muy divertido. Mólotov, comisario de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, explicó, en un programa de radio dirigido a los finlandeses, que el ejército ruso no estaba bombardeando Finlandia, sino que les estaba enviando alimentos (aunque estos tenían forma de bomba). Sarcásticamente, el ejército finlandés declaró que "si Mólotov ponía la comida, ellos pondrían los cócteles".
Curioso el origen de cóctel molotov. Gracias.
ResponderEliminarSí, parece mentira que el resultado de esa anécdota siga vigente hoy. Molotov también figura en la historia por el pacto que firmó con Ribentrop para repartirse Polonia entre Alemania y la URSS. El comienzo de la película Katyn, de Vadja, es un relato estremecedor de las consecuencias del pacto.
ResponderEliminarJosean
Resulta paradógico que Molotov sea más conocido por dar nombre a una bomba incendiaria que por ser el firmante de un importante pacto. Si es que al final va a ser verdad que la historia hace pone a cada uno en su sitio.
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