Existe un curioso fenómeno que consiste en corregir lo que está bien. Estoy convencida de que todos llevamos un corrector dentro, una señorita Rottenmeier que nos lleva a mirar con suspicacia lo que nos parece que no puede estar bien. Algunas expresiones, como por ejemplo en olor de multitudes, nos resultan confusas, ¿de verdad la expresión se refiere al olor de la multitud? ¿No será más bien en loor de multitudes? Suena mucho mejor, ¿no creen? Más antiguo, más latino, más correcto. Y con esa idea, lo que en realidad hacemos es una ultracorrección, enmendamos lo que de primeras estaba bien dicho.
Según el Diccionario panhispánico de dudas: "el hecho de que el sentido recto, no metafórico, de la palabra olor dé lugar a interpretaciones jocosas de la locución en olor de multitud(es) ha hecho que, en los últimos años muchas personas sustituyan olor por loor, palabra que por significar 'elogio o alabanza', encaja mejor para el hablante actual con el valor de la locución, pero se trata de una ultracorrección que debe evitarse".
Así que ya lo saben, si tienen que referir cómo fue enterrado Suárez, digan ustedes que en olor de multitudes, aunque sí, es cierto que suena mejor loor.
Según el Diccionario panhispánico de dudas: "el hecho de que el sentido recto, no metafórico, de la palabra olor dé lugar a interpretaciones jocosas de la locución en olor de multitud(es) ha hecho que, en los últimos años muchas personas sustituyan olor por loor, palabra que por significar 'elogio o alabanza', encaja mejor para el hablante actual con el valor de la locución, pero se trata de una ultracorrección que debe evitarse".
Así que ya lo saben, si tienen que referir cómo fue enterrado Suárez, digan ustedes que en olor de multitudes, aunque sí, es cierto que suena mejor loor.
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