viernes, 20 de marzo de 2015

Cinco mil años de palabras

A Day at the Sea, de Dorothea Sharp

Les aseguro que encontrarse un ingeniero que escriba de lenguaje es algo muy raro y extravagante. Que esa persona sea además economista y concertista de violonchelo de nivel internacional, ya raya con la ciencia ficción. Les hablo de Carlos Prieto, un mexicano que ha escrito Cinco mil años de palabras, un precioso libro dedicado al lenguaje. A él pertenece la siguiente cita:

"Una de las dificultades del aprendizaje del portugués para los hispanohablantes estriba en su parecido con el español. Por gravedad se desliza uno con demasiada facilidad a ese híbrido llamado "portuñol".

Permítaseme contar una de mis primeras experiencias con la lengua portuguesa. En 1990 di un concierto en el fabuloso teatro Amazonas, en Manaua, en la confluencia del Río Negro y el Amazonas. Decidí modificar el programa y anunciar yo mismo en qué consistían los cambios. Preparé unas cuantas frases en portugués y las ensayé un par de veces ante dos doctos brasileños que me corrigieron un poco y me aseguraron que las frases estaban en un portugués perfecto. Al terminar el concierto, dos señoras fueron tan amables de ir a saludarme al camerino y me felicitaron por mi breve intervención, "dicha en un castellano tan puro y tan claro que logramos comprenderla perfectamente". Fue esta una lección de humildad que me quedó profundamente grabada".

Y, sin tener mucho que ver con ello pero al hilo, ¿no les parece que vivimos de espaldas a Portugal y al portugués, siendo como somos vecinos puerta con puerta? Es algo cuya razón desconozco, pero que de vez en cuando me viene a la cabeza.

2 comentarios:

  1. Creo que tiene algo que ver con esa idea grabada a fuego en nuestra mente de lo importantísimo que es aprender inglés, alemán, francés o incluso chino. El portugués lo vemos como un idioma 'inferior' en la categoría idiomática. ¿O no?

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    1. Yo creo que vemos Portugal como un lugar que no nos interesa, como si formara parte de nuestro pasado y no del futuro, y como si viéramos en él algo que nos recuerda a una parte de nuestra historia que queremos olvidar.

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