La Yole, de Pierre Auguste Renoir |
Ay, Señor, no veo la hora de que nazca este hijo, todo el mundo me desea una hora corta pero yo a todas horas estoy preocupada esperando que las cosas salgan bien. En mala hora conocí al desgarramantas de su padre, dicen que una hora tonta la tiene cualquiera, pero yo bien caro que lo estoy pagando. No sé qué le vi, la verdad, con las horas de vuelo que tiene una y mira tú por dónde, las horas muertas me pasaba mirándolo cuando llegaba al bar, atontada perdida, y si no llegaba a tiempo, yo pedía hacer horas extras para poder estar con él cuando llegara.
¿Cómo no me di cuenta de que era un crío? Ahora lo veo claro, a buenas horas, mangas verdes. A la hora de la verdad ¿cómo estoy? Sola. Pero no importa, más vale sola que mal acompañada. Estoy en horas bajas porque es mucha tela esto de ser madre, pero enhorabuena, amiga, tú sí que vales.
¿Cómo no me di cuenta de que era un crío? Ahora lo veo claro, a buenas horas, mangas verdes. A la hora de la verdad ¿cómo estoy? Sola. Pero no importa, más vale sola que mal acompañada. Estoy en horas bajas porque es mucha tela esto de ser madre, pero enhorabuena, amiga, tú sí que vales.
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