Hurricane Season, de Bo Blartlett |
Que los hablantes nos aferramos a la ortografía es cosa bien curiosa y casi podríamos decir que es algo que se acentúa con la edad. No pocos de nosotros hemos renegado de niños a cuenta de la ge y la jota, argumentando impotentes que para qué dos letras distintas si "jeringa" y "geriátrico" suenan igual. ¿Y la b y la v? ¿Y la hache, que "no sirve para nada", qué me dicen de la hache? Pero luego crecemos y les vamos cogiendo cariño y cuando la Academia viene a simplificarnos la vida diciendo que vale, que no hace falta que le pongamos el acento a "solo" en ningún caso, nos rebelamos y decimos que le vamos a seguir poniendo el acento como hasta ahora, diga lo que diga la Academia. Así somos, sí.
Sin embargo, cuando se trata de la ortografía de otro idioma, sobre todo si pretendemos aprenderlo, la cosa cambia. ¿Qué me dicen del francés?, ¿tres acentos? ¡Por Dios, qué locura! ¡qué atraso! Aunque los franceses hicieron un intento de cambiar su ortografía en 1990 y tuvieron que dar marcha atrás por la gran oposición que suscitó ese intento "¿Qué interés tiene simplificar la ortografía so pretexto de que unos jóvenes cretinos son rebeldes a su aprendizaje?", clamaba un famoso editorialista francés.
Está claro que todos le cogemos cariño a la ortografía, cada uno a la suya, por supuesto.
Es verdad, aunque pongo en duda que seamos todos. Hablaré por mí, que me cuesta enviar un whatsapp con las palabras abreviadas y sin acentuar, para jolgorio de los receptores cuando son jóvenes. Yo escribo: "Qué haces" y a mí me dicen "Q aces". Pero no critiquemos por ello a los jóvenes, que probablemente lo hacen por comodidad y porque la economía acaba por impregnar casi todas las actividades del ser humano. Es peor lo de algunos adultos, como la Concejala de Cultura del Ayto. de Valencia que ha puesto un mensaje de 19 líneas en Facebook... con una treintena de errores de ortografía. Y no es ninguna adolescente: dicen que tiene dos nietos. Este es el nivel.
ResponderEliminarJosean
La ortografía, aunque parezca solo una cuestión de normas, tiene muchas aristas porque una cosa es abreviar en el WhatsApp y otra muy distinta escribir de forma tal que a uno le sangren los ojos al leer, como en el ejemplo que citas, Josean. Y creo que, como hacemos con el lenguaje, hay que saber adaptarse al entorno: en una entrevista de trabajo no se utiliza el mismo tipo de lenguaje que tomando una caña con los amigos, pues otro tanto con la ortografía, aunque yo diría que en caso de duda siempre acertaremos escribiendo bien. Un saludo.
EliminarSoy un lector ocasional de este blog, del que admiro el tono tan amigable y cercano, lo bien escrito que está y el amor al lenguaje que demuestra la autora en cada post. Los comentarios que suelen aparecer son interesantes y están también escritos en buen tono, y las respuestas que reciben de la autora son siempre respetuosas y cercanas. Felicitaciones.
ResponderEliminarMuchas gracias "lector ocasional", espero que sigas visitando este blog y espero no aburrirte. Será todo un desafío. Un saludo.
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