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Cutting Origami, de Edmund Charles Tarbell |
"En esa época una de las cosas que más me fascinaban era la historia que había detrás de los caracteres. Por ejemplo, que el dibujo de la cifra de diez mil empezara con una imagen que representaba diez mil dioses, que el carácter de "pelo" se basara en la barba de un mandarín, que dos lunas asomando detrás de sendas montañas fuera "mucho", que una flecha en el pecho representara un médico, que un hombre parado junto a su caballo significara "correo", que un cuchillo abriéndose camino entre carne y hueso quisiera decir "separar", y que los símbolos de "templo" y "decir" se juntaran para formar "poesía" (...)
Me fascinaba asimismo que el país entero estuviera todavía inmerso en el pasado en lo referente a su idioma escrito. Aprender a escribir era como darse un paseo por la historia de Japón, ver primeros planos de la vida doméstica en sus albores. El arroz, por ejemplo, era casi omnipresente: vapor elevándose del mismo significaba "espíritu" o "energía", fuego sumado a un manojo de tallos de arroz representaba el otoño, tallos y una boca juntos quería decir "pacífico, feliz o armonioso", y un grano solitario bastaba para designar "blanco"."
Blensdorf, Jan: Mi nombre es Sei Shonagon