Dames en rose, de Alfred Stevens |
"Tratar de componer un ensayo sobre el origen de los dichos en España no era precisamente una friolera. Había que tentarse la ropa y que echarse al coleto muchos libros, a fin de recoger el mayor número de explicaciones.
"Yo me puse a leer, y a adquirir ejemplares agotados, y a rondar bibliotecas, llegando a conseguir que de la Nacional me sirvieran varios libros en préstamo. La labor era fuerte, pero a lo largo de ella iba adquiriendo datos y noticias que, al menos para mí, resultaban interesantes.
"Entre otras cosas, supe, por ejemplo, que la expresión Ni rey ni roque nació del juego del ajedrez y se debe escribir con minúscula, porque el roque es la torre. Que el modismo corriente y moliente hace alusión a los molinos. Que el Hay gato encerrado nada tiene que ver con los felinos domésticos, sino con las antiguas bolsas de dinero. Que dar la lata significó en su origen dar el palo o garrotazo. Que pasar una noche toledana se dijo refiriéndose a los mosquitos (...) Que la exageración hasta los topes no es un término ferroviario, sino un viejo modismo marinero, y que del mismo origen, y nacido en los barcos, es el apelativo de Viva la Virgen que aplicamos al hombre desidioso e informal (...).
Cada una de estas averiguaciones, que muchos juzgarán nimias e intrascendentes, a mi me producían gozo y satisfacción."
Iribarren, José M.: El porqué de los dichos
Madre, qué interesante. Le encantará a mi padre.
ResponderEliminarJajaja, apúntate el autor para un próximo cumpleaños, es una delicia.
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