Paisaje marino, de Renoir |
Hay épocas en la vida en las que uno cree naufragar tras una larga travesía, parece que todo se fuera a ir a pique, que nada siguiera siendo igual. Pero por suerte después de la tormenta llega la calma, uno vuelve a pisar tierra firme, recupera el rumbo y finalmente desembarca en un buen puerto.
Hacerse de nuevo a la mar tras el naufragio puede ser difícil, cómo recuperar el rumbo de la nave, cómo saber si debemos dejar subir a alguien a bordo o seguir solos y no perder el norte de vista. Me viene a la memoria aquella canción que decía:
Hacerse de nuevo a la mar tras el naufragio puede ser difícil, cómo recuperar el rumbo de la nave, cómo saber si debemos dejar subir a alguien a bordo o seguir solos y no perder el norte de vista. Me viene a la memoria aquella canción que decía:
"Ay, quién maneja mi barca, quién
que a la deriva me lleva..."
Pero la vida sigue y hay que seguir remando, embarcarse en un nuevo proyecto, cortar amarras con el pasado y construir un futuro con los restos del naufragio. Y no olviden ustedes consultar este cuaderno de bitácora de vez en cuando.
Me ha encantado el post. Sí, la mar también está en tierra firme. Cantaba Mari Trini: "El amor es una barca con dos remos en el mar...". Y Ramiro Pinilla, el espléndido escritor bilbaíno, solía escribir sobre la añoranza del ser humano por volver al útero materno, esto es, al mar.
ResponderEliminarJosean