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Tea with Mrs. Seay, de Nancy Guzik |
El inglés es en su estructura una lengua germánica descendiente del anglosajón, pero en su léxico es una lengua riquísima en palabras de origen latino. De hecho, una de las características del inglés es su capacidad casi ilimitada de absorber palabras del más diverso origen. Contrariamente a las lenguas latinas que, con sus academias o a veces mediante los gobiernos, imponen una especie de aduana que pretende controlar la importación de palabras foráneas, el inglés se queda con todo y solo del éxito de su uso depende la adopción de una nueva palabra.
Los diccionarios estadounidenses e ingleses son los que contienen mayor número de palabras. El Oxford English Dictionary recoge la friolera de 500.000 palabras, mientras el Diccionario de la Real Academia Española tiene cerca de 100.000 y algo menos el de la Academia Francesa.
Como ha ocurrido con las lenguas en general, el inglés se ha simplificado a lo largo de los siglos: perdió sus declinaciones y varias conjugaciones, los plurales tienden a ser regulares y la conjugación verbal es muy simple, pero nunca ha mostrado ningún empacho en quedarse con todas las palabras que le gustan, sean de quien sean.