Tarde en Hernani, de Clara Gangutia |
Indagar en el origen de las palabras es indagar en el origen del mundo, en la historia de los países y en la nuestra propia. Y aún con algunas de esas palabras podríamos escribir nuestra biografía. Podríamos hacer apartados: palabras cultas que aprendí cuando estudié la carrera, palabras que decíamos en mi casa, palabras que me inventé, palabras que traje del viaje a Argentina, palabras que detesto o palabras que he dejado en barbecho... y así iríamos recopilando un diccionario personal que luego podría ser familiar y después del barrio, de la ciudad, de nuestra región y del país. Y todavía podríamos añadir palabras de otros países como el laburo, el carro o chévere.
Y si juntáramos los diccionarios de cada persona y de cada familia obtendríamos un diccionario con más palabras que el de la RAE. Y además cada palabra tendría mas de una definición... Y sí, sería una algarabía de palabras más que un diccionario al uso o de uso. Pero así entre todos sabríamos todas las palabras.
No se podía haber encontrado mejor término para el título de este post que "algarabía", que procede del árabe. Frente a "algarada", tan parecida pero que produce un cierto temor, "algarabía" es una palabra que destila alegría y música, como un revuelo de pájaros. Exactamente lo que produce un grupo numeroso de gente hablando.
ResponderEliminarJosean
Muchas gracias por la aportación, Josean, yo también pienso que es una palabra preciosa.
ResponderEliminarEs verdad que las palabras nos producen emociones, unas veces por su significado otras por su pronunciación más "dura" o más "suave" a nuestro oído. Ya los clásicos latinos utilizaban este recurso cuando escribían poesía. Hay una prueba muy curiosa: si damos nombre a dos seres imaginarios uno "SELOVO" y el otro "KATORRA" y dibujamos uno como una nube con contornos suaves y otro como un erizo con contornos picudos y pinchosos casi todos señalarán a "SELOVO" con el suave y a "KATERRA" con el picudo y pinchoso. Ahora bien cuando una palabra tiene un significado claro y nítido para el oyente su fuerza fonética se desvanece.
ResponderEliminarNo conocía ese experimento pero yo desde luego, hubiese nombrado "selovo" al suave y "katorra" al espinoso (a pesar de que esta última palabra me suena a "jatorra", que significa 'simpático, llano, agradable' en euskera.
EliminarGracias por la aportación, Juan.